EXPERIENCIA ESTÉTICA Y VIOLENCIA SANGUINARIA
Sin embargo, parte de las artes (gráficas, narrativas y la mezcla de éstas que es el cine) ofrece una experiencia completamente distinta. No es otro quien empuña una katana, quien con mirada espasmódica detona en puños y mordidas y patadas, quien jala el gatillo, quien se regocija al contemplar su víctima, tendida boca arriba, con la mirada yerta y palidez de lirio. Al menos no parece ser otro, sino uno mismo, que como espectador no mantiene una distancia crítica frente a la sanguinaria obra de arte, sino que se deja arrastrar hasta sumergirse y formar parte de ella.
No sigamos el ejemplo de Platón, quien predicando inmoralidad del artista, optó por desterrarlo de la República Ideal. No exijamos moralidad a la obra de arte en un mundo desbordante de cólera y de muerte. Mejor, agucemos el ojo para distinguir lo bello dentro lo grotesco; seamos en la ficción aquello que no somos en acto. Reconozcamos al Mr. Hyde que llevamos dentro.
9 Comments:
hoy vi tres perros muertos en las calles de la ciudá.
Me gusta la idea de Aristóteles en la poética. Obviamente no hay que pedir moralidades al arte. Este sirve como ingenio como catarsis para que efectivamente cometamos los asesinatos en el drama que en vida jamás deberíamos cometer.
Hace falta una sensibilidad artistica, que por un lado no ande censurando con moralina pero otra que no pretenda educar con arte.
Ars gratia Artis
Antes que nada debo hacerte un apetición:
¿Puedes hacer la letra más grande? Casi he quedado ciega.
Bueno. Volveré pronto a acabra de leer el post.
Oh, a veces pienso exactamente eso... pero al revés: somos un Mr. Hyde que lleva dentro un Mr. Jekyll.
Y sí, coincido: no habría que exigir moralidad al arte, como tampoco a la Naturaleza.
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El jefe de policía le dice a Ernesto Alonso en Ensayo de un crimen.
-Usted no tiene que responder por los crímenes de su imaginación.
JUVAL: justo digo lo contrario: no hemos perdido la capacidad de asombro, somos afectados. Y como sì soy sàdica harè la letra màs pequeña y sacarè mi làtigo. Shpà.
DANIEL: estuvo buena la fiesta en la Roma ¿no?
PATO: coincido, pero me parece que lo que hace falta es dejar de pensar al arte con los cànones clàsicos. ¡Sangre, sangre!
BERENICE: es que me gusta hacer sufrir al pròjimo.
SILVIA: oh, madame, siempre tan radical; dirìa usted: tan poco ortodoxa. Hàgame el favor de seguir poniendo en crisis la moral.
LUIS: ¿Y su tuve la fantasìa de sacarle las tripas al papa?
culpable
No me queda muy clara tu tesis: ¿cualquier tipo o clase de violencia es justificable en aras del arte? No puedo imaginar una sonata o un cuarteto de cuerdas "violento," así es que restrinjo mi comentario a las artes visuales y narrativas (incluyendo aquí a las letras de canciones). Además... ¿hablas de la representación o de la apología de la violencia? Porque estas son dos cosas muy distintas.
Por un lado, el artista auténtico no puede evitar el empleo, en su proceso creativo, de la realidad que lo rodea; si ésta incluye violencia, la misma permeará, inevitablemente, la obra de arte. Por el otro, es iluso creer que el arte nace en un vacío ideológico: bástenos recordar las películas propagandísticas del regimen nazi.
Para no alargarme demasiado, creo que la apología de la violencia es inaceptable en cualquier esfera de la actividad humana. Pero debemos ser muy cuidadosos en el ejercicio de la censura. La experiencia estética no ocurre en ausencia de un espectador. En una sociedad democrática corresponde al espectador, y mínimamente al estado, decidir sobre el arte que se consume.
Notitas al margen:
1. Aunque existen casos de altruismo animal, la ética completamente desarrollada requiere de la neocorteza, que es exclusiva del humano.
2. He visto con frecuencia el uso de la palabra "grotesco" como sinónimo de feo o desagradable. Grotesco se limita a calificar a algo como ridículo y extravagante, sin ser un juicio automático de calidad estética. Las gárgolas medievales son grotescas, pero bellas en su extravagancia.
3. ¿Qué no son Dr. Jeckyll y Mr. Hyde? El título profesional es importante (en la obra; no soy tan elitista).
Gracias por proveernos con la piedrita para construir la perla.
Yo
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