LA TROMPETISTA DE FALOPIO: octubre 2010



sábado, octubre 30, 2010

CALAVERITAS

Que en esta fiesta colorida no falten las flores, las veladoras ¡y cuantimenos las calaveritas!

DOS CALAVERITAS

Mujeres de Juárez

En una tras otra aurora
hay dolor en la carne
y luego
bajo la arena
hay huesos
revueltos
sin descanso
sangran las maquiladoras,
lloran las madres
y hasta
la calavera.


Neruda

Buscando un poeta del pueblo,
por toda la tierra araucana
ande que ande
anduvo la huesuda
hasta encontrar al bueno:
un caminante
del bosque y la pampa,
querido por los mineros
de su patria;
era Pablo Neruda,
paladín y andariego.


Y CUATRO MÁS A MIS AMIGOS

A mi mana

Bailaba mi bella mana
una salsa dominguera,
con tal enjundia y sabor,
que al verla, dijo la calavera:
¡Ay, qué falta de pudor!
A esta muchacha rumbera
me la llevo al pueblo quieto,
para que enseñe a los muertos
a mover el esqueleto
al ritmo de las congas y el bongó.
Ya vas, contestó la pana
y ambas chocaron las caderas,
¿pero sin mana, qué voy a hacer yo?


A Isaac.

A mi compadre Santey
se lo llevó la calaca,
él venía de Camagüey,
con su pasito tuntún
y su mojito empinado;
salud, le dijo la flaca
y se lo llevó a Cancún.
Aún no he encontrado
otro compadre de ley.


A Nélida.

Corregía un altero
de libros de Trillas,
mi amiga Nélida,
que es gran lectora.
De repente
una mano gélida
le tocó la pantorrilla.
Anda, vente,
le dijo la tilica,
en mi negra villa
serás correctora.
Y contestó la niña:
no, señora,
qué imprudente,
yo lo que quiero
es ser editora.


Al Rojo.


Estaba mi amigo El Rojo
en la explanada de Chapingo,
organizando una revuelta,
cuando la pelona le dijo:
por agitador, yo te escojo
con tu jarro y tus carteles,
para que levantes a las muertas
y arrees mis pelibueyes.