LA TROMPETISTA DE FALOPIO: noviembre 2005



martes, noviembre 29, 2005

BUSCANDO EL LIBRO DE SARITA MAGO

El pasado fin de año andaba yo eriza, bruja, lo que se dice: bien rota. Un par de libros, un nuevo florete, alguna falda posmoderna, unas alhajas, un acordeón y la ballena inflable que no tuve en la infancia. Tales eran mis absurdas necesidades de consumo y tal mi fervor por satisfacerlas, que solicitud en mano busqué trabajo en gran librería de la ciudad.
Varias personas, presas de la candidez y de la imaginación desbocada, creen que tal empleo es idílico; que a uno le hacen grandes descuentos, que se puede pasar la tarde sentado en un rincón mientras se leen joyas literarias y filosóficas, que uno aprende cosas acerca de libros. De todo esto, solamente lo último es verídico y para muestra basta un botón, es la fecha en que al escuchar un título, involuntariamente digo cosas irrelevantes del tipo “ah, claro, está publicado por cuatro editoriales distintas, hay la edición rústica y la empastada, la mejor es tal, su precio de lista es tanto pero seguramente tiene el treinta por ciento de descuento.” Porque la cosa es así, querido lector, cuando uno trabaja en gran librería de la ciudad anda todo el tiempo como calzón de hetaira, de modo que no puede más que leer a la carrera portadas, lomitos y contraportadas de los libros.
A más de ello, el trato con la gente que pretende cultivar su espíritu, a menudo es difícil y enfadoso. Cito a algunos clientes para que juzgue usted mismo.
- “Disculpe ¿trabaja usted aquí?” Nooooooo, de puro gusto estoy acomodando esta mesa al tiempo que me empolvo hasta las pestañas, de puro fan llevo la playera con el nombre de la librería y el mío en un gafete.
- “Cómo que se acabaron los ejemplares de Tú vales mucho pero lo tienes que creer ¿no tendrán uno escondido por ahí?” Yo creo que síiiiiiiiii, porque en sus ratos libres a mis malosos compañeros les da por esconder los libros más vendidos.
- “Disculpe ¿aquí venden tarjetas de teléfono?” Síiiiiiiii y por las mañanas vendemos volovanes y ricas empanadas..
- “Oiga, busco un libro acerca del pensamiento oriental, mire es rojo, gordito, pequeño, con una esquina color plata y un chino meditando en la portada, si lo ubica ¿no?” Síiiiiiii, no olvide que aquí ordenamos los libros según su tamaño, color y la raza del que figura en la portada.
Las citas que se llevan las palmas.
- “ Busco un libro de Calvino publicado en editorial Frambuesa.” Lo que el caballero deseaba era un libro de Italo Calvino, quien como sabemos, publica en Ciruela, que diga: Siruela.
- “Dispense ¿podría buscarme algo de Sarita Mago?” Traducción: quiero un libro de José Saramago.
Para mi solaz, este fin de año la pasaré en la lectura y la holganza.

(ENTRE PARÉNTESIS)

Aprovechando este variopinto espacio, recomiendo el filme de Ripstein La virgen de la lujuria. Cuán teatral, señoras y señores, cuán hilarante y paródica que es, vean ustedes que aún me duele la panzota de tanto reír y eso que la vi ayer. Agradezco a Claudia Ferrer el haber compensado con la elección del show, su malsano amor por las plumas y el tercipelo. Asimismo, delego en ella el resto de mi formación estética ¡Gracias comadre!

sábado, noviembre 26, 2005

CON LA MANO EN LA CINTURA.



Los filósofos tienen mala fama dentro y fuera del mismo gremio. Suele pensarse al filósofo como un sonámbulo, siempre embebido en asuntos etéreos y complejos. Lamentablemente, tal fama no ha sido gratuita.
Hace algunos días, una de las integrantes del trío lésbico - nietzscheano que impera en la Facultad, nos recordó el contexto histórico en el cual floreció el pensamiento heideggereano. Tránsito del momento embrionario de la dominación nazi a su apogeo. Suspensión de las garantías individuales, abolición de la constitución en aras de una nueva cuyo fin era lograr “la higiene racial”; Bayer experimentando sustancias mortíferas con cientos de mujeres mayormente judías, tortura y carnicería masificada de gitanos, judíos, eslavos, niños, depresivos, sordos, ciegos y malancos; Mercedez Benz y BMW enriqueciéndose con el trabajo de tales personas; quema del ghetto de Varsovia. Animalización. Masacre. Lo sabes, lector, lo sé también, sin embargo a menudo nos olvidamos de ello.
Mientras profesores eran retirados de sus labores y conducidos a su muerte de cucaracha, Heidegger obtenía un buen puesto en la universidad y se preguntaba ¿por qué el ser y no la nada? No cabe duda, casi todas las figuras más representativas de la Filosofía se echaron cual reses a contemplar las flores –como diría Silvia-, preguntándose si es posible la creación de un lenguaje puro, ahistórico; si el máximo y el mínimo absolutos son equivalentes, cuál es el eidos del brócoli o en el peor de los casos: si existen o solamente están soñando “¡Por Zeus! ¿seremos cerebros dentro de cubetas?” Déjame morder tu antebrazo y luego me contestas.
Regímenes totalitarios, guerra, invasión y otras formas de exterminio masivo. Con qué facilidad los filósofos han soslayado los grandes sucesos de su momento histórico. Con qué facilidad, nosotros, los meros aficionados, les hemos secundado.
miércoles, noviembre 23, 2005

LA ESPELUZNANTE BROMA DE DOÑA MARGARITA, MI ABUELA.

Un día antes de la espeluznante broma, Margarita, mi abuela, me había reprendido por acercar una mariposa a la tía mariposofóbica; pues créalo o no, hay en el mundo señoras que le temen a esas criaturas aladas y coloridas, lo cual me parece tan absurdo como temer a los alcatraces o a las conchas marinas. “¡Basta, flaca, no vuelvas a asustar a tu tía que le puede dar un infarto!” Dijo Margarita aquella tarde, pero la doble moral no es cosa exclusiva de los políticos. Has de saber, lector, que cuando mi abuela espanta, espanta que a uno se le paran los pelos y entonces no le preocupan los infartos ni las lágrimas; hasta parece que goza el sufrimiento de sus parientes, lo mismo que degollar gallinas y matar conejos de un golpazo en la tatema.
La casa de mis abuelos tiene un jardín, con su fuente, sus mil flores, su capulín y su ciruelo. De pie, observé que el último árbol estaba lleno de gusanos y me entró gran curiosidad por conocerlos. Arranqué una rama, habitada por tres orugas, verdes y gordazas y me dispuse a observarlas; eso sí: a una distancia mayor que treinta centímetros. Apenas olvidé aquella distracción y me dirigí hacia mis tías, Margarita, mi abuela, tomó la rama y amenazó con seguirnos. Ella y las tres orugas avanzaron un paso hacia nosotras, luego otro y otro, de modo que tías y yo corrimos hacia una habitación.
Recuerdo que desde la ventana vimos a mi abuela entrar en la casa, pero atontadas por el miedo, en vez de poner el seguro a la puerta nos tomamos de las manos y al unísono gritamos. La abuela entró con su rama orugada y nosotras terminamos hechas ovillo en un rincón. Supe entonces que mis tías no me querían tanto como habían dicho, pues me usaron en calidad de escudo.
Vea usted, lector, qué atropello sufrí al ser empujada para que las tres orugas, gordazas y verdes y ojonas tocaran mi cuello y no siendo bastante, las infames tías casi me dejaron sorda con su griterío. Ya porque Doña Margarita debía apagar la estufa o terminar de asar la carne, soltó la rama y se fue con su risa maligna, de modo que todas: mis tías, las tres orugas y yo, rompimos en un llanto tal, que los vecinos estimaron que aquella tarde había velorio en casa de mis abuelos.

lunes, noviembre 21, 2005

LA MAGISTRAL PONENCIA DE CLAUSURA QUE NO ESCUCHÉ.

Al tenerla cerca me puse zurumbo,
palabra de honor se me fueron los pulsos.
Carlos Mejía Godoy (nicaragüense.)

Bien decía de mí el abuelo desde que era niña “a esta le gusta cualquier escoba con pantalón.” Don Pedro no se equivocaba, querido lector, pues aunque pocos novios he tenido, en innumerables ocasiones he jurado estar enamorada, de modo que andando por el mundo solía decir “he ahí al hombre de mi vida, ese nomás” refiriéndome ora a un amor imposible ora a otro. Tengo la impresión de que me la he pasado picando piedra y queriendo beber agua de río seco. Sin embargo, febril que soy, casi siempre me encanto y desencanto con la misma facilidad.
Tantas historias al respecto he narrado a mis amigos y a mí, que para ser franca, escucharme decir palabras con aires parecidos es algo que me tiene podrida, hasta la tablita de los merengues. Para tu fortuna, esta vez no sufrirás el desaguisado de enfrentarte con frases en tonos pastel y rebuscados juegos de palabras. Para mi fortuna, diré lo menos, conservando sólo para mí lo fascinante y revelador de la última tarde en Morelia, la tarde que pasé con Maia.
Para empezar te cuento que Maia es tal cual me lo recomendó el médico, así, con el cabello ensortijado en medias lunas de oro y unos brazotes y unos ojazos azules que pa’ qué te cuento. A más de eso, es un tipo divertido e inteligente, vamos, quizá eso de ser logicista no sea malo Yo digo que Maia es lo contrario al macho mexicano, puesto que no se pone color remolacha ni se le traba la lengua al decir palabras dulces. Segura estoy que si lo conocieras, te caería tan bien como a mí.
La cosa está peliaguda, pues actualmente Maia vive en Zacatecas. No obstante, si el proyecto se lleva a cabo, entonces me visitará periódicamente y realizará el examen para ingresar el próximo semestre a nuestra Facultad. Triste es caer en la cuenta que ello quizá no ocurra, sin embargo, lector, tampoco padezco, pues me basta haber conversado con él durante horas, entre faroles (entiéndase el sentido literal y alegórico del término), callejuelas de canto rodado, ventanales, adoquines y balcones. Por un extraño azar, siento el impulso de hacer a un lado mi intolerancia y mis odios absurdos, de repente me han dado ganas de ser más humana y más feliz.

sábado, noviembre 19, 2005

ENAMORADA DE UN LOGICISTA. VÁLGAME DIOS.

De relatar lo que deseo relatar, correré un par de riesgos. El primero es que tú, querido lector, creas que sufro trastorno bipolar, por aquello de mi: ¡Soy feliz! /Ah qué triste que estoy/ ¡Viva la vida!/ Ah, qué triste que estoy. Por otra parte, es también posible que ante mi arrebato de cursilería, se te pongan los pelos de punta y decidas no volver.
Sin embargo, la razón que constituye el riesgo mayor tiene que ver con que mucho he hablado aquí de romances, logrados unos y fallidos otros. No es que la haya pasado mal en tales menesteres, es simplemente que deseo dar a cada cosa a su lugar: la tarde de ayer constituyó la más bella y violenta ruptura con la cotidianidad, al menos en mis últimos veintidós años. Tomar riesgos es lo de hoy, por ello anuncio el próximo post, tocante a Thomas Meier, mi dulce y logicista amor alemán, a quien dentro de tres semanas presentaré a mi madre como futuro novio.
Me voy, pues en una hora zarpa la nave rumbo al Distrito. Qué feliz que soy.
viernes, noviembre 18, 2005

BAILANDO CON BERTHA. ESTOY SOLA EN MORELIA Y NO SOY UN ADULTO.

Ayer era una persona feliz, que digo feliz, era rete feliz, pues tras ver las caricaturas setenteras con mis tres roomates, asistí a la más eminente ponencia que ojos mortales hayan visto y a un baile pueblerino. Sin embargo, querido lector, te cuento que Alejandro decidió irse debido a un exámen; Sofía, movida por la nostalgia volvió al D.F a los brazos de su hombre; no siendo suficiente abandono, Pablo, con quien he pasado la mayor parte del tiempo, reconoció a unos viejos amigos que no me cayeron nada bien y juntos saldrán de rumba esta noche.
Sin lugar a dudas, mi gran descubrimiento en este congreso es que no soy un adulto. No puedo dormir sola en una habitación puesto que temo tanto al portero como a los chaneques y fantasmas coloniales; mi pésimo sentido de la ubicación geográfica dificulta que encuentre los lugares, todas las calles y las esquinas y los edificios me parecen iguales, con decirte que anoche una maestra de historia, nativa de tan bonito lugar, tuvo que llevarme de la mano hasta el hotel.
Tengo de tres sopas: ir a la pachanga de hoy sin mis amigos, de modo que me vea obligada a convivir con gente que en sus ratos libres juega "basta filosófica," baila slam (ptuaj) y hace cosas igualmente demoniacas. Puedo acaso pasar la noche sola en el hotel, chopenado un cocol en leche tibia y viendo la televisión hasta que amanezca. Por último y dado que en dos horas tengo una cita con Thomas Mmmmmmaiahhhh, quizá pueda pedirle que me lleve a la terminal o que me adopte, de modo que pueda conducirme hasta las sedes, el hotel y los restaurantes, así como charlar conmigo y hacerme sentir que no tengo cinco años y que no he sido abandonada en un súper mercado.
Mientras tanto, no sé si reír o llorar. Creo que me inclino por lo segundo.
jueves, noviembre 17, 2005

GASPACHOS Y CATACUMBIAS

Estoy regordeta y feliz. Me mantengo viva gracias a una dieta de barbacoa, carnitas, enchiladas placeras y cerveza; he visto a las grandes luminarias de la filosofía y soy testigo que una de ellas tosió en el cuello de Sofía; he conocido los beneficios nutricionales del gaspacho, he descendido a las catacumbias, he brindado con los logicistas y les he visto menear las caderas en los más prosaicos movimientos, almohada y chanclas en mano he arremetido contra Pablo y Alejandro, con quienes me hospedo en la más gacha habitación del Hotel Colonial; he visto caricaturas setenteras por las mañanas y como no todo en la vida es feliz, querido lector, en cuestión de dos días comencé y di fin a un fallido romance con Harry Potter, lo cual ha sido compensado por mi incipiente amistad con Thomas Meier, un alemansote logicista que está como quien dice "de no malos bigotes" o mejor dicho: "de no malos bucles."
No es que no esté entrando a las ponencias, no señor, no es que me venga guango eso de los jaguares y Ricoeur, es simplemente que primum es vivere, deinde philosophare. ¡Salud!
jueves, noviembre 10, 2005

COMPLEJO PIGMALIÓNICO


Lo que no es me ha magnetizado desde la infancia. Al menos lo que no es en la realidad bruta, en la pura cotidianidad. Pasaba las tardes fascinada con programas y libros en torno a monstruos, milagros, fantasmas y demonios. Sin embargo, llegado el momento, los científicos dieron al traste con la esperanza de encontrarme cara a colmillo, joroba, ala o aleta con algún misterioso ser. Afortunadamente, después la literatura me devolvió la posibilidad de tales encuentros, de modo que linterna en mano he conocido las más abominables criaturas, he andado aquel reino construido por hadas al sonar del arpa y cuando creo ver una cara triste en el tronco de un roble, me gusta pensar que es el Mago Merlín, atrapado en tal sitio por encanto de Nimiae, la Dama del Lago.
El frenesí por lo que no es, deja verse en casi todos los aspectos de mi vida. En ese bochinche del amor, por ejemplo, más que lo que es, me apasiona lo que puede o no puede ser. Quizá por eso me atraen quienes no son de esta ciudad, de nuestra era o mejor aún: de este mundo. Paso las tardes embebida en mis fantasías dulzonas, escribiendo de vez en vez algunas líneas para ese que desconozco pero que invento e imagino.
Yo también esculpo marmóreas figuras, perfectas pero frías, siempre carentes de vida. Y como Pigmalión espero que a mi obra le sea insuflado el aliento, para sentir su pulso y su tibieza o acaso un trémulo beso.

(AVISO DE ÚLTIMA HORA)

lector de mi cucharón:
Le sugiero que no intente mortificarme para que publique algo nuevo, pues muy probable es que la semana entrante ni siquiera pueda leer su enfadoso comentario. De cualquier modo, si la mano me jala el chango, Dios no lo quiera, me veré en la urgencia de buscar un café donde postear. A Todo esto, no está usted para saberlo ni yo para contarlo, pero...
nos vamos a More – lia,
nos vamos a More – lia,
todos al Congre – so,
todos al Congre – so.
Que’sto que l’otro: ¡Salud!
lunes, noviembre 07, 2005

MANÍA SEGUNDA: ELLAS

Cuando era niña solía perseguirlas con una lupa. Apenas sentía su liviano andar en la piel, me invadía el impulso de hacerles daño. Gozaba su mutilación. Sin embargo, ocurrió cierto día que una de sus escuálidas extremidades quedó adherida a mi mano. Conservando los reflejos, aquella extremidad no estaba petrificada sino que se movía, se movía con enfado y desasosiego. Mientras yo me mordía los codos y agitaba los dedos pretendiendo deshacerme de ésta, ésta se ovillaba y extendía, produciendo en mí terror y repugnancia.
Desde entonces prometí no volver a perturbar su sueño, tampoco las extrañas actividades que emprenden en vigilia. No obstante, viendo ellas mi debilidad y angustia, se han empecinado en atentar contra mi integridad. No se han limitado a observarme, sino que me siguen. Apenas llego a casa reparan en mi presencia. Descienden, me gritan palabras groseras que no soy capaz de escribir estando el canario a mi lado. En algún tiempo las ignoré, luego me dio por amenazarles con llamar a la policía; en otra ocasión dejé abierta la llave del gas, con la intención de acabar con ellas y conmigo, así de insufrible era mi tormento. No obstante, todo intento ha sido vano. Siempre se las arreglan para agriarme la vida.
Helas ahora aquí, junto a mí, coronadas con hilos de plata y pendiendo de sus ocho patas; abominables, malintencionadas. No me queda más remedio que cubrir el piso, las cortinas, el techo, los muros, las cortinas y el armario con imágenes de arañas. Una vez mimetizadas en su entorno será imposible que yo las vea maquinando estrategias, confabulando en contra mía. Sólo así dejarán de violentar mi paz.

CITANDO A ULALUME

I
“Aveces uno se encuentra
con alguien que no esta ahí,
y que al otro día tampoco está ahí,
y uno se pone a desear
que ese alguien nunca se vaya,
para poder no - verlo siempre.”
II
“Aquí descansa una que no pudo insistir.”


jueves, noviembre 03, 2005

PASIÓN Y FILOSOFÍA O DONDE MANDA CAPITÁN NO GOBIERNA MARINERO

Lo creas o no, hay en el mundo personas que se apasionan por la lógica. Tal es su frenesí que llegan a comprometerse con tesis logicistas del tipo “un enunciado es verdadero en virtud de su forma lógica o su verificación empírica.” El arte, los sueños y la metafísica no son para estos sujetos más que esoterías, papilla sentimental, chinerías. Como a mí me fascina la literatura y la metafísica, entonces me enojo al discutir con ellos. Primero aprieto los dientes, luego me pongo color remolacha y termino mordiéndome los codos y retirándome soltando palabrotas.
Bien que me apasiona leer relato policiaco, novela negra y algunas cosas dulzonas, no soporto que me digan “ash, eso expresa pero no significa.” Por ello es que ocasionalmente me devano los sesos, intentando encontrar puentes entre la filosofía analítica contemporánea y las apologías de la literatura. No obstante, en más de un sentido mi empresa es vana, porque felices ellos con su teoría de conjuntos y feliz yo con la narrativa nunca llegaremos a un acuerdo.
A mí no me engañan. Las mujeres pretendidas por los filósofos racionalistas los mandaron a echarse un baile a Chalma, pero como tenían dos pies izquierdos no pudieron entrarle con ganas al taconazo; de ahí que se hayan privado de brindar a la salud de sus romances, privándose también de ponerse beodos o como quien dice: hasta las chanclas. Apuesto mi escultural cabeza a que tales personajes le temían a los asuntos rijosos y al spleen. Esta falta de arrojo y pasión en sus vidas, los llevó a edificar los más grandes, abstractos y deshumanizantes sistemas filosóficos; esta falta de arrojo y pasión en sus vidas, los hizo renegar de los afectos, lo jocoso, el cuerpo y lo festivo.