LA TROMPETISTA DE FALOPIO: febrero 2011



domingo, febrero 20, 2011

LOS RITUALES AJENOS I. HOSANNA PARA EL SANTÍSIMO



¿Y quién no ha participado en algún ritual ajeno? Yo lo he hecho un par veces. Una de ellas fue cuando trabajaba en cierta librería que está en un lugar muy concurrido, de ésos donde el tititipuchal de paisanos no deja espacio para caminar en sábado y domingo.
Como las multitudes no son lo mío, en fin de semana, si me quedaba tiempo libre después de comer, entraba al lugar más tranquilo: la iglesia; me sentaba en una banquita y listo. Sin embargo, en una ocasión, al entrar vi que el sitio no estaba vacío: había como veinte señoras peregrinando alrededor de la iglesia, al ritmo de Hosanna, cada una con su flor blanca.
No le di mucha importancia a la ceremonia, y me senté; pero casi de inmediato se acercó una señora para explicarme que estaban festejando al santísimo: “sí, mira, ahí está, hoy son los días en que se saca y bla bla” me dijo, señalando el altar, y yo por dentro: “ahhh, sí, ya lo vi…”, aunque la verdad es que entre tantas cruces, cristos, ángeles y mártires, yo no entendía a qué se refería, pues todo me parecía igualmente santísimo. Total que esta señora me dio una flor y me pidió que las acompañara en su peregrinación. Un poco por pena, otro por cortesía, me levanté a peregrinar con ellas; después volví a la banca, puse mi flor en el mismo florero donde estas doñas las depositaban y volví a sentarme. Sin embargo, después de unos Padrenuestros, me pidieron seguir deambulando con ellas al ritmo de Hosanna, lo cual hice dos o tres veces más, hasta que logré salir y volver al anonimato, entre la multitud.


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LOS RITUALES AJENOS II. CIRCUNVALACIONES CON CHAPULINES Y RANAS


En otra ocasión, como mi pareja de ese entonces era así bien budista, me invitó a una liberación de animales. Por acompañar y porque en el fondo hay ideas que comparto con el budismo, fui. Como la liberación era en las trajineras, yo me preguntaba qué íbamos a liberar… ¿manatíes?, ¿carpas? Total que esta banda llevaba gusanos, ranas, artemias, peces y chapulines metidos en bolsas y recipientes. Ya en la trajinera, observé cómo estas personas daban circunvalaciones (vueltas) sosteniendo las bolsas llenas con animales, alrededor de un altar. Ésa es la parte en la que yo no quería participar, pero... ah, ese líder budista, además de guapo era tan dulce que no pude negarme cuando me invitó a circunvalar; así que ahí estaba yo: en una trajinera, cerca de un monje, dando vueltas alrededor de la foto del Dalai, diciendo mantras, con una bolsa de ranas y otra de chapulines en las manos.
Y se preguntarán ustedes, ¿por qué o para qué alguien daría vueltas con animales, alrededor de un altar? Bueno, eso era para que los bichos tuvieran un mejor renacimiento; una idea demasiado metafísica para mis entendederas. Por otra parte, aquellos animales fueron comprados en una tienda, donde iban a ser utilizados como alimento para otros animales, de modo que los budistas creían que su buena acción consistía en salvarlos de una muerte segura, pero seamos realistas: ¿cuánto habrán vivido las artemias y los peces en el agua puerca de Xochimilco? ¿Qué fue de las ranitas en el pasto seco? ¿Qué de los gusanos que cuando quise sacar ya estaban difuntos? A saber, pero eso sí: qué buenos tacos de res me eché al final de la ceremonia.

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