LA TROMPETISTA DE FALOPIO: abril 2009



martes, abril 28, 2009

LA GRIPA POLLOPORCINA DESATA LOCURA

... Y mi mejor amigo es parte de este fenómeno colectivo, tal como lo muestra el video de acá abajo. A mí, en cambio, no me ha quedado más que aprovechar la cuarentena para trabajar en la tesis, que tan feliz y culposamente había evadido. Y con eso que ayer tembló, mejor me apuro, no vaya a ser que al rato llueva fuego o venga una plaga de langostas locas.

jueves, abril 23, 2009

EL OFICIO. VOCACIÓN Y MASOQUISMO.

En este oficio, créanme, es necesario cierto grado de masoquismo. Y es que muchos chamacos de esta edad son picoteros y peleones como loritos tamaulipecos. A veces, por ejemplo, un alumno se pone insolente, me reta y en un minuto se convierte en caramelo, o viceversa: a un alumno tranquilo de pronto le entra el chamuco y hay que llamar al señor cura. Y ya no me sorprende que alguien tuerza la boca, levante la voz, azote la puerta, me vea las tambochas, me contradiga sin cesar, o que un grupo elija de manera unánime boicotear la clase. Ni me sorprenden los contrastes entre comentarios del tipo: "maestra qué bronceado tan sensual" y "maestra, hoy viene más café."
Es la primera vez que trabajo en esto durante un ciclo escolar completo. Lo disfruté. Ya hasta tengo planes para los próximos cursos. Me gustó especialmente el grupo fuenteovejuno, porque su rebeldía, inteligencia y apatía unánime, me obligaron a ejercitarme en paciencia, autocontrol y resistencia a la frustración; además, tuve que buscar temas y recursos llamativos, e intenté que el centro de la discusión fuesen precisamente las ideas que están detrás de su indolencia y rebeldía ciega. Tiene sentido preguntarse qué es la libertad, cuáles son nuestros fines como individuos y como colectividad, si nosotros mismos somos fines o medios; qué es lo deseable, lo posible, lo viable. ¿Quién dice que la Filosofía en bachillerato tiene un carácter transversal o secundario? Pregunta retórica.
En fin, me reí de sus chascarrillos, disfruté ver películas con ambos grupos, planear las clases, impartirlas y aprendí de los errores cometidos. Hasta me divertí en el maratón que algunos maestros organizamos, donde los chamacos se mojaron con globos, armaron una coreografía de Queen (actos estrictamente necesarios para avanzar casillas) y al final se pusieron punks y abandonaron el juego. No niego la cruz de mi parroquia: me gusta trabajar con gente que está en esa edad donde es peleona, alburera, rebelde y a menudo insolente.

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