AL FINAL DEL DÌA
A la memoria de mi tío Pedro.
A mis amigos.
“Al amanecer, abre y levanta tu corazón como una flor; al atardecer inclina tu cabeza, y en silencio, termina el día y la oración.”
Rabindranath Tagore
Es usual creer que mañana se compartirá la mesa con las personas que uno ama, pero tal vez mañana se atraviese un largo viaje, una riña, algún adiós cuyos motivos son insondables; otras ocasiones media la muerte y hiende los corazones. Entonces no hay más que recoger los pedazos y reconstruirse, buscar el abrazo de un amigo, dejar que germine la semilla buena que dentro dejan quienes se han ido; tal vez al final del día nos encontremos con ellos, mientras tanto, el mundo conserva su belleza de cúpulas vidriadas, lunas y flores fragantes.
Este año tuve más de una pérdida y aprendí; de ahí que, si sus mercedes lo permiten, les daré algunos consejos elementales.
Hagan las cosas que disfrutan, sin preocuparse qué tan buenos son en ellas, o si van contracorriente. Hagan también su jornada aunque sea enfadosa, pues llegará la hora de cosechar. Si alguien les atrae, acérquense a él, no importa que los demás se alejen porque les parece demasiado joven, viejo, raro o lunático. No peleen por nimiedades. Si amaron un gato, una mujer, una morsa o un hombre, no dejen de amarlo sólo porque no está con ustedes. Procuren enmendar el daño que han hecho. Ayuden a las personas en quienes creen. Jamás posterguen una llamada o un abrazo, ni guarden las palabras de cariño en el tintero.
Las cosas fascinantes no ocurren en las vidas solipsistas, por eso acepten si los invitan a un café, a impartir una clase, a una feria pueblerina, al teatro, a un balneario con familia y orca inflable, a una fiesta, a jugar con un crío, a caminar en la playa cuando transcurren las deshoras, al concierto de una banda que no conocen. Reúnanse con sus amigos. Si alguien que les encanta les propone algo dulce y loco, digan que sí, en el mejor de los casos la historia resultará de acuerdo con sus anhelos; pero aun si no es así, al final del día habrán dado y recibido algo hermoso, que se convertirá en parte suya, como un lunar, como una línea en la mano o en la comisura de los labios.
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Un abrazo a mis lectores, mejor que sean dos ¡feliz año nuevo!