HISTORIA DE UN TLACUACHE Y UNA REVUELTA BURGUESA.
El tlacuache
Una asociación de padres de familia funda una escuela privada. Un señor abogado de laonda del amiguismo y el influyentismo dice: ¿ah sí? Pues quítense que ahí les voy. Mete en la cárcel al presidente de la asociación, se vuelve socio mayoritario, les echa policías a los maestros que se rebelan, continúa su carrera de abogado distinguido por sus trácalas y chanchuyos, corre injustificadamente a quien le lleve la contra, nos baja el sueldo, de un día a otro, así nomás por sus calzonzotes, nos niega el derecho a antigüedad, al seguro social y, háganme ustedes el favor: se postula para la presidencia de la CNDH, mientras tanto, cada martes, invita a sus amigos magistrados a uno de los planteles de la escuela, donde ofrece barra libre a cambio de un dinerito, questo quelotro: ¡salud!
La revuelta burguesa
Mientras cobraba inscripciones, esta alimaña abre la puerta para rentar el espacio a otra escuela. Cierran trato, a espaldas de los demás socios. No dice, sino que manda decir a trabajadores y a padres de familia: ahí se ven, la tlapalería cierra. Los maestros nos agachamos con el discurso del ya se veía venir. Pero los padres de familia: ni máiz, dijeron. Lo citan, se niega, acuden a oficinas pertinentes, redactan un documento, buscan medios, hacen volantes, los reparten. Una secretaria llama al señor Garralda: ay, dice nerviosa, mejor luego le llamo, y cuelga. Otra secretaria y yo nos saludamos y despedimos con un: ¡venceremos! Y nos reímos mucho. Trabajadores corren información confidencial a los padres, ellos la ventilan, se crean estrategias para proteger a algunos cooperadores. El papá dirigente se fanatiza, comienza a hablar del arcángel Gabriel que destruirá con su espada de fuego al abogado. Yo salgo de la prepa, me acerco al borlote, y TV Azteca me pide una entrevista. Está bien, digo, pero que me borren la cara y que me distorsionen la voz.
¡Que viva la revuelta burguesa!
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