LA TROMPETISTA DE FALOPIO: julio 2007



lunes, julio 30, 2007

LA MANO QUE APRETA (COMO DIRÍA RUDECINDO CALDEIRO Y ESCOBIÑA)

¿Cómo que quién es Rudecindo Caldeiro? ¡Qué público de porquería!
La otra noche hubo un apagón. Ellos estaban en un cuarto y yo en otro. Los tres oímos un golpe en el pasillo del patio, donde se encuentran los fusibles. Alguien bajó el switch, sin embargo, de prisa y en vano registramos la casa. Hace no mucho fui a visitarlos y dormí en el mismo cuarto. No quería mirar el pasillo, por eso cerré las cortinas que no dejan entrar el más nimio resplandor. Comprenderán sus mercedes que nada veía. En cambio qué claros eran la lluvia, los ladridos, el gruñir de las vigas. Recordé un acontecimiento de los tiempos en que yo era puro hueso con pecas. No había litera sino camas contiguas. Tía A. dijo cosas para asustarme, pero luego le vino el llanto con espasmos; entonces Tía G encendió la luz, cosa que no calmó a la que lloraba, pues un enano veía de pie junto a su cama.
Con celo periodístico he escuchado historias de cada familiar. Vio mi abuela, por ejemplo, un par de manos menudas pero gruesas que asomaba por la orilla de la colcha, para alcanzar a Memo que recién había nacido. También dicen que un primero de noviembre peculiar figura se empañó en la puerta: era la cara de un pariente muerto. Asegún mi abuelo éstas son mariconadas, no obstante una vez vio un hombre de pie en la madrugada y dijo ya vete a dormir T, pero él no contestó, pues no era T sino uno descarnado. Nadie vi, era yo frente al espejo, quiso creer el señor. Qué decir del cuarto al cual se baja por las escaleras de granito, las tres tías lo abandonaron. Yo tampoco duermo ahí desde la infancia, porque se escucha que arañan el techo, lo cual con serenidad es llevadero, no así la respiración que a veces es sutil y otras deviene resuello. De cualquier manera, en casa de mi abuelo no sólo la noche es momento de lo ajeno. A menudo vibran las perillas durante el día, caen los cuadros de modo inverosímil y una sombra corre escaleras abajo desde hace muchos años.
En fin que todo eso recordaba, hecha bollo en la litera, qué gusto malsano avivar los temores, porque con los años he perdido cordura y contento y la virginidad y tolerancia, pero eso sí: mi credulidad está intacta.
sábado, julio 28, 2007

COMO EL RAYO DE MONTERROSO

La mala acción libera, qué almíbar su recuerdo, no cabe duda que hay placeres cruentos. No siempre es así. Otras veces uno mal actúa, luego se siente monstruo de carne cruda. Lo lamento. Esta noche dormiré con aguijón y un pesar dentro, con mi arrepentimiento.
lunes, julio 23, 2007

EL BOCHINCHE CHILANGO Y CHOCOLAND

Predominan los microbuses. La gente entrada en carnes repliega a quienes como yo, son versiones de bolsillo. Qué decir de aquellos cuya estatura es alta, pues andan joronches o casi a gatas. Cualquiera que sea su dimensión, todo pasajero es un posible agresor; por ende es necesario estar atentos al entorno, mantener la mochila delante si en ella hay cosas costosas, o llevarla detrás para cuidar las propias tambochas. A pesar de las acciones defensivas, a todos los pasajeros nos une un temor: el de llegar a nuestro destino en calidad de occisos, o de malancos en el mejor de los casos, pues hasta el fondo meten la chancla los microbuseros, se “cierran,”juegan carreras y como si se hubiese alzado un muro de pronto frenan.
Ojalá fuese un problema de transporte, pero no señores, la vida en el defe es ansina. Siempre hay la posibilidad de que a uno lo asalten, le den violín o cuello. Y qué enojosas son otras formas de violencia: los peatones se pisan y abren el paso a codazos, pitan los conductores, se dicen decosas, echan la camioneta sobre el coche pequeño; no faltan el taxista que altera el taxímetro para cobrar como limosina, pubertos que taggean, el vivo que no devuelve las monedas completas, el vecino que a todo volumen regaettonea, algún manolarga y el que susurra guarradas. Aquí la cortesía es una excepción.
A pesar de todo, Stefan prefiere el bochinche chilango a Alemania. Describe la vida en aquellos lares, yo no los conozco, por eso escucho con oídos grandes. No hay basura en las calles. En punto llega el citado y cierra el tendero. Son cómodos los trenes, qué maravilla, trenes. Si alguien escucha música fuerte, sus vecinos se enfadan, llaman a la policía, vaya cosa: la policía va. Suele ocurrir que el guardabosques entregue a un hombre, por razones como pisar las flores protegidas. Qué maravilla, bosques de verdad. Y para el descanso de los huéspedes, en ciertos hoteles no se aceptan familias con niños. Será el sereno, pero en tal lugar neurótico, imagino que yo me sentiría como Homero en Chocoland.
jueves, julio 19, 2007

CHINÉAME. LECCIONES CON JAVI POCKET

Paso por estancias distintas. En la primera veo muchachonas que pedalean al ritmo del punchis, más adelante otras montadas sobre plateadas esferas, casi al final están las doñas panzarriba y patisueltas, tendidas sobre la duela. En el fondo me toca a mí, ahí se encuentra la estancia más gacha, pero qué le hace si hay siete costales, espacio para trotar, hacer ranitas, machincuepas y obligar al contrincante a retroceder. Hay también un suelo blando que hasta hoy no había gozado tanto.
Verán, yo creía que los maestros de este arte eran enormes y fornidos, de manera que me sorprendí al conocerlo ¿ese zotaco me enseñará a patear? Bah, otro lo tira con un soplido. Me equivoqué, pues qué control del cuerpo, qué fuerza, querrequé; como quien dice: chiquito pero picoso. En fin, me gusta mirarlo, nomás eso, porque tiene una novia que pa’ su mecha, pega que espanta. El otro día me excedí en un golpe, entonces ella dijo severa: si me pegas fuerte, pararé fuerte, lo digo porque no quiero lastimarte esa mano vendada, a mí me pareció escuchar que añadía: y si te metes con mi novio te noqueo.
No me gusta cómo mira la novia del maestro, pero menos me gusta la lucha. Malaya sea mi suerte, hoy el sujeto llegó solo y quiso enseñarnos un par de llaves. Ahí me tienen con mi contrincante nuevamiga, me pongo frente a ella, la tomo del brazo, rodeo su cuello y la hago rodar. En ciertos contextos, odio el contacto así tan cercano. Lo que sea de cada quien, yo no daba una, entonces el entrenador se acerca, me dice para que aprendas haré el movimiento contigo. Ave María purísima, qué bochorno, el rojo calor que colora se me subió hasta las pestañas, luego dejé que me hiciera lo que era menester, al tiempo que pregunté para mis adentros ¿qué chow, se vale morder?
martes, julio 17, 2007

DEL COLORIDO ESPANTAJO

Abrimos la reja ¿y a quién vemos? A mi tío Ñañá con señora y retoños. Trajo un regalo a casa. Vestido, flores, joyas, libros, nada de eso. Como tío es ducho en la hechura de alebrijes, uno hizo para mi jefatura. ¡Jesucristo superstar!* Dijo ella alarmada frente al ejemplar, cuya figura se erige sobre cuatro verdes garras, ojos aquí, feroces las fauces, ojos allá, columna dentada, alerones que se agitan con sus vetas de colores, en vez de rabo un tallo y del tallo brota una flor muy maja. Qué maravilla de espantajo.
Al principio nos enfadó su fealdad. Lo pusimos sobre una cornisa, para verlo poco. Sin embargo cada que caía la lluvia era menester meterlo a casa, pues no toleramos la idea de verlo reducido a húmedos y blandos grumos. Le estamos tomando cariño. Ya nada tenemos contra su fealdad. Ahora nos preocupa su dimensión, demasiado grande para nuestro espacio. A pesar de ello, impensable es regalarlo, cuantimenos echarlo al carro de basura. Me lastima imaginarlo, entre podredumbre y cacharros, a él que es cornudo, alado, colorido. Aquí se queda. Han de acostumbrarse las visitas a mirar un metro de espantajo.
*Frase que mi madre plagió al Gran Fornicador.
A petición de Esponjita, pongo aquí unas fotos del tema.
1. Perfil 2.Tres cuartos




















3. Detalle cara 4.Detalle ala














4. Rabiflor














viernes, julio 13, 2007

¡ÁJALE!

Hace un lustro que convivo con filosofoides, por tanto, hace un lustro que presencio cantidad de sandeces y pavoneos, de los cuales algunos me han parecido insuperables, al menos hasta el domingo pasado. A la librería llegó un sujeto, parecía hijo del Jefe Pluma Blanca. Llevaba consigo un libro que leo, me alegré y se lo hice saber.

- Hijo del Jefe Pluma Blanca: ¡uy, corazón! Para leerlo, antes debiste leer muchas otras cosas, por ejemplo: Cierto título trillado.
- Yo: sí, lo conozco, es parte de la bibliografía para mi tesis.
- Hijo del Jefe Pluma Blanca: no sé dónde estudias, pero a diferencia tuya, yo estudio la vida, ésa es mi única y gran escuela. En fin, corazón, vine a decirte que no creo en el papelito que ayer me dieron para recoger un libro, porque confío en las personas, no en los papeles; esto que recibí es un objeto abstracto ¿no? Como quien dice yo soy un sujeto concreto y…
- Yo: ahórrate las clases de epistemología, a lo que te truje Chencho y no me llames “corazón.”
- Hijo del Jefe Pluma Blanca: dime tu nombre entonces.
- Yo: quisieras, a mí dime “señorita.”
- Hijo del Jefe Pluma Blanca: “señorita” es una de esas convenciones que…
- Yo: así me gusta y punto.
- Hijo del Jefe Pluma Blanca: disculpe si la ofendí, señorita, de hecho me gustaría leer su tesis, tal vez también usted quiera leer lo que yo trabajo, que es toda la parte que a Marx le faltó escribir.

¡Ájale! Aplausos señores, al unísono vamos a corear una porra para esta promesa generacional.
miércoles, julio 11, 2007

DEL SILENCIO

Pronunciada palabra
tán sola
tán desnuda:
regrésate a vestirte de indecible
Ulalume
Dicen que soy bocafloja y no se equivocan. Qué fatal me parece callar las historias de otros cuando son contables en potencia, sea por su carácter trágico, portentoso o para rodarse de risa. Como muestra de imparcialidad, también mis cosas privadas suelo ventilar, inclusive las no ocurridas, pues a penas creo que ocurrirán me reúno con los comensales y digo: lo que voy a platicar es un secreto, solamente lo sabrán usted, tú, aquel, en fin, los quince que están aquí, más al mesero. Hace años, otro ejemplo, redacté amorosas cartas que firmé con el seudónimo de Ninfa Blue. No tardaron las respuestas del destinatario: estaba interesado, pero exigía discreción; mas yo, hirviente de alegría, aquellas letras leía con entonación a mis amigos y a los que no eran mis amigos. Tanto he dicho en torno a tantos, que mis palabras se han gastado.
Durante días algo aletea dentro de mi pecho, quiere salir pero lo arrullo luego, para que no pierda singularidad, dejo que duerma en la honda y apacible cuenca del silencio.
lunes, julio 09, 2007

LO DIRÁS DE CHÍA PERO ES DE HORCHATA. UN HOMENAJE.

A Edna Odette, para que no esté triste.
She comes in colors ev'ry where,
She combs her hair,
She's like a rainbow,
coming colors in the air,
oh every where
She's like a rainbow.
The Rolling Stones

Al principio fue de chía, pues nos gustaba remedar la jerga de barrio. Luego vimos que no hay palabra más atinada para designarnos, la una a la otra, la otra a la una. Si es fidedigno nuestro árbol genealógico, no somos hermanas; pero hace once años que juntas crecemos. Nos conocimos en el colegio, ahí nos tenías reza que canta Francisco, un humilde frailecillo por menor se tuvo en el mundo... En aquellos tiempos sufríamos penas de amor cortés, nos reuníamos con las demás en alguna casa, hablábamos largo y tendido entre helado, revistas, maquillaje. Nunca nos gustó la clase de Educación Física, pero la pasamos bien escondidas del profesor. Qué decir de las fiestas quinceañeras, un abrazo y a lustrar el suelo, adornadas con molotes, chapas y tacones.
Cuando fuimos pelonas en huaraches, ambas cortamos a nuestros novios y nos pusimos malas. A pesar de ello optamos por salir de la ciudad. Cómo tosíamos, allá en la casa del compadre, compartimos cerveza, jarabe y dulces de miel. Jugábamos un juego de mesa cuando sonó la canción que es cuchillo y no es por eso que haya dejado de quererte un solo día, estoy contigo aunque estés lejos de mi vida, por tu felicidad a costa de la mía, qué dolor adentro qué caricatura, los lagrimones nos brotaban pero no podíamos parar de reír.
Otra ocasión, con motivo de nuestro cumpleaños número dieciocho, llegamos a la playa en plena, madrugada, como no queríamos pagar hotel nos tendimos sobre la arena, cansadas del viaje, miramos las estrellas hasta quedarnos dormidas. Hemos compartido otras cosas: negocios, historias de amores y amoríos (no es lo mismo, señores, a los primeros hay que darles su lugar), fiestas de excesos, perspectivas, conciertos, tangas, mítines, dolores, en suma: distintas caras de la celebración y el luto; de ahí que digamos ya no en chiste sino muy en serio: más que amigas somos manas, porque mana sólo hay una.
A menudo pierdo los estribos, entonces llamo a Edna y vamos por un café. La escucho. Vuelve la quietud a mi alma. Supongo que tarde que temprano me titularé, daré a luz a cuatro hijos, mi marido me hará el sancho o seré yo quien le ponga los cachos, en fin me divorciaré, luego voy a padecer un cáncer que es la enfermedad de hoy, tal vez me extirpen un órgano, morirá mi gente y ya me duele desde ahora su muerte, pero tengo la certeza de que estaré con mi mana, ambas en juntura hasta que el tiempo nos afloje los cueros, hasta que no hagamos más que charlar en nuestras mecedoras, mientras miramos nuestras manos como de papel.


Plus:

Cuni Cuni cantaba mi mana
y echaba las coplas de la mariguana,
ay mi mana, ya no puede
ni levantar la cabeza
con los ojos rete colorados
y la boca reseca reseca.
sábado, julio 07, 2007

ESPEJO MÁGICO

Cuando cursé su clase me pareció luminaria del gremio. Lo admiré. Lancé un señuelo. De quitarme el sombrero pasé al codeo, a las charlas de Chesterton y naderías y bellas cosas. El clima fue favorable, floreció el cariño. A menudo aquella cercanía me hace sentir peculiar. Luego ya no. Parece que basta ser una chica potable para agradarle. También es potable el agua incolora. Y qué importa lo que le agrade, bruja, aprende del cuento: aunque mágicos, de fiar no son los espejos.
martes, julio 03, 2007

LAS RANCIAS LECTURAS DEL MARXISMO. O HAY QUE ASOMARSE A LA OLLA DE MONDONGO

Con cariño para J. Fonsexy , quien estaría en lo cierto,
de no estar en lo evidentemente falso.
Lo sabemos: la teoría de Marx es una crítica a las teorías que se agotan en sí mismas, tiene un fin práctico que es la revolución del proletariado. Sin embargo, como ya no estamos en tiempos revolucionarios, una banda dice no dice dice, es que ya se demostró que todo lo que dijo aquel don es falso. ¿Han leído algún texto del susodicho estos changos? Of course not, pero como en todas partes tal cosa se dice, ha de ser cierta, piensan, pues cuando el río suena es porque agua lleva. Por su parte, el profesor J. Fonsexy, militante, afirma que si al materialismo histórico se le despoja de su fin, queda reducido a guano. Hay una tercera postura, que es la dominante: ¿Marx? No, aquí en la Facultad no se lo manejamos y ya, chitón, perrito nalgón. Cuánta razón tiene la profesora Mariflower al criticar que el (¿o los?) marxismo(s) se recuerda(n) como un choque traumático que es menester olvidar.
En medio de esto alguien se asoma por cuenta propia a la olla de mondongo; entonces viene el profesor J. Fonsexy, dice que muy errado es tal camino en tanto olvida el fin originario del marxismo, dice que no se trata de una teoría que se realice en aulas, ni en una biblioteca, ni en un café de la Condesa. Será el sereno, pero este discurso no sólo me parece rancio, sino también monopólico, como si el marxismo fuera exclusivo de un grupo que se jacta de hacer “la lectura más adecuada,” como si el conocimiento fuera cosa de mafias.
Puesto que el marxismo (el de Marx, quien como sabemos no era marxista) es teoría y no manual, es susceptible de múltiples interpretaciones ¿no hay acaso tesis de relevancia filosófica en varias de sus vertientes? Pero no sólo eso, no hay filósofo sin crítica, qué mediocridad de porquería limitar la filosofía a lo que se enseña en la academia, de modo que si los profesores dicen Marx no, automáticamente hagan eco los alumnos: Marx no. Sin embargo, cosa parecida sería seguir a los militantes nomás porque sí, envolverse en banderas y gritar consignas sin echar un ojo a las teorías que hay detrás, no señores, ésas son borregadas. Menos rancia me parece aquella máxima kantiana: atrévete a pensar por ti mismo.