LA TROMPETISTA DE FALOPIO: junio 2007



jueves, junio 28, 2007

YO NO QUIERO SER CHABELO

Hace algunos años me asocié con la mana en la venta de aretes (1). En general, el negocio no exigía nuestra labor persuasiva, pues bastaba mostrar a un grupo de féminas la carpeta colorida, para que entre amigas se incitaran a la compra compulsiva; corría el billete, gracias a aquellas mujeres marabunta. En cambio, poco afortunados fueron los resultados en varios bazares; cuántos mochilones cargamos a lo puro tarugo, pero ésos, decía la Edna, son treinta pesos que nadie nos va a regalar. También trabajé en unefon, tres librerías, call center de serfin, el gobierno de la Chayito y biper buenas tardes ¿su número de pin? Total, el fin era sacar provecho a la vacación, tener un plus para mis chicles y mis chones
Las cosas han cambiado. Aunque me gusta la chamba dominguera, lo que sale de ahí me alcanza para casi nada, pues ahora quiero chones finos, playa, libros, aparatos. Y qué pena ser cómo Chabelo, hacer puchero frente al papá porque no me alcanzan los dineros, decir a la mamá cuando vayas al súper no olvides comprar el cereal que más me gusta, el de cosecha tropical y un yacul para mi lonche.
A todo esto, he decidido trabajar mientras escribo una tesis. Pero óiganlo bien, aunque más horas libres tenga el siguiente semestre, aunque apremiantes sean mis necesidades de consumo, no ingresaré a un trabajo que me contradiga en lo fundamental. No estaré bajo la mirada de un arrogante inspector, me niego a pasar la tarde encerrada ocho horas viendo una pared, no seré el pingüino de Halls, no llamaré para ofrecer productos que ni yo compraría, cuantimenos prestaré servicios al gobierno de la ciudad, no voy a atender gente de la high y tampoco venderé bonais. No señores, será el sereno pero yo creo que aún hay empleos sensatos. Tal vez puedo importar monitos de España, como hace mi compadre, dar clase de filosofía en una escuela patito, qué se yo. Isis dice que hay gente que no tiene tiempo para sacar a sus perros, ustedes saben, lanzarles la pelota, rascar atrás de sus orejas, sí, cobrar el cuidado de perros ajenos, eso puedo hacerlo.
En fin, pido consejo a sus mercedes, ocurrencias en torno a las ocupaciones sensatas, pues ya no quiero ser Chabelo, con mis bermudas orondas, mi paleta y mis tirantes.

1) Porque mana sólo hay una.
sábado, junio 23, 2007

ACONTECIMIENTO

Un buen día germina el deseo de que algo hermoso acontezca. Si las posibilidades son nulas, uno entristece; resignado renuncia a la espera, con la manga del suéter se limpia los mocos y sigue su camino. Sin embargo, más fácil es arrancar un crecido baobab que un deseo; éste no muere, sólo queda adentro adormecido. Pasan semanas, meses, años. El tiempo anda a zancadas, uno se mira al espejo con su vestido de estreno, con sus afanes nuevos. A saber por qué azares, sorpresa, ocurre aquel suceso cuando ya no se le espera. En la alborada me cuenta el cuento del renacuajo Salterio, qué risa de doblar, qué tonto de pacotilla. Se despabila el deseo antes durmiente, extiende sus bracitos. Algo hermoso acontece, sin dolencias ni futuro, pues hay instantes que se bastan y se exceden a sí mismos.
***
Nota aparte: el saldo de la fiesta es un sillón y librero con quemadura de cigarro, así como rayas grises en una pared. Fueron encontradas más de cien botellas vacías, ah pero qué buen jelengue, el Santo, el Cavernario, Blue demon y el Bull dog, el Santo, el Cavernario...
martes, junio 19, 2007

EL CLUB DE LAS CARMELITAS DESCALZAS

¿Cuándo me has visto riéndome con vulgares risotadas?
¿Es acaso lo que yo te he enseñado?
La madre María
Compañeros y amigos son casi todos ateos. De ahí que cuando cuento que estudié en colegio católico, ellos me miren con cara de asco, o con un dejo de compasión en el mejor de los casos. Pero no lectores, no voy a complacerlos diciendo que la educación cristiana me hizo infeliz. Apesta, eso sí que ni qué, pero por otras causas. Soy infeliz, es cierto, pero también por otras causas. Verán: al ingresar yo tenía seis años y ahí me formé hasta los quince; como nunca he sido mujer de mundo -cuantimenos en esa etapa-, creía que fuera de las paredes de casa y del colegio, todo era igual que dentro. No vi con qué otra cosa comparar aquello.
Furibundas eran esas señoritas de cartón y lunares; hacían volar los cuadernos, jalaban orejas y patillas, golpeaban el escritorio, solían revisar el uniforme y pobrecita de aquella que llevara la bastilla arriba de las rodillas, pobre de aquel cuya camisa tuviera cuello sport, o de quien había perdido un dorado botón del chaleco. Bárbaras que eran, en más de una ocasión hicieron efectivo el dicho “deberías lavarte la boca con jabón.” Una vez me regresaron de la secundaria a la primaria por no entrar al laboratorio de química, pero la pasé bien cosiendo orejas de conejo con los niños de 2º grado. También me quedé hasta tarde escribiendo una plana, no debo esconderme de la madre Delia en el baño. En otra ocasión me suspendieron por escribir una carta con leperadas para una compañera. Así transcurrió mi infancia y adolescencia, entre regaños, misas, cantos y absurdos deberes. La mitad de las cosas aprendidas me sirvieron para un pito; la otra mitad, como la disciplina, quedó en el olvido.
A más de nuestra clase de Desarrollo humano, seguido había pláticas, en las cuales nos decían - y en eso no se equivocaron las mokikies- que por prudencia no había que dejar que nos besaran las orejas , que una mujer que no es quintito vale lo mismo que un coche usado, que mal hizo la protagonista de Titanic al aflojarle al Di Caprio, que el noviazgo es un ensayo para el matrimonio y que los Bitles eran satánicos. Me indignó la última afirmación, pero fuera de ésta ¿creen ustedes que al escuchar, algo dentro oponía resistencia? No señores, nosotras asentíamos, mucha razón tiene la madre Socorrito, pensábamos; figúrense que la primera vez que tuve un arrumaco, me sentí pecadora. De esa etapa mojigata conservo la mejor amiga; decir que la pasábamos contentas sería hablar con innecesaria modestia; lo que sea de cada quien, felices éramos con la raqueta de badminton, con nuestros novios de chocolate, revistas de moda, pijamadas, malas rolas poperas y fiestas donde sólo había refresco.
El ingreso a un colegio laico trajo consigo la confrontación de aquellos ideales, me invadieron amargas dudas. Los años han pasado. Ahora oscilo entre desmoñe y mojigatería, entre el pasito tuntún y la clavadez en la textura , entre amarguras y felices correrías. Al fin y al cabo, uno está hecho a cachos.
martes, junio 12, 2007

DIFERENCIAS ONTOLÓGICAS

Encontré un cachorro bulldog. Quería llevarlo conmigo, pero cómo tenerlo en este departamento, cuya pulcritud excluye habitantes que rasguñan, muerden y levantan la pata para mear. Lo cargué con el fin de mejor mirarlo; entonces llevó a cabo su peculiar baile canino: movió los hombros, con ritmo, una y otra vez ladeó la cabeza. Me simpatizó, aun así creí que alimentarlo sería un problema, sin embargo la gelatina que le ofrecí la comió de buena gana. Cedí, me invadió adentro un dulce afecto, superior al experimentado por otros seres peludos, ya cuadrúpedos, ya homínidos. Desperté luego, vi que el perro danzarín no era de carne, entristecí. Fue como la noche que tuve un novio llamado Guayabé, discípulo de Merlín, novio que a pesar de poseer caballo, no cruzó conmigo la frontera que divide el sueño de la vigilia. De cualquier manera, ninguna distancia me acongoja más que la de Juanín, vozarrón, manitas rojas, con él me mudaría, de no ser por un inconveniente: yo vivo en el sur de la ciudad, él en la televisión.
sábado, junio 09, 2007

RÁJALE REINA

Desde que dejé esgrima me propuse buscar otra actividad del cuerpo. Descarté el fútbol; tantas personas siguiendo un balón, ni que fuera el único. Nadar, como en mi mocedad, me pareció viable alternativa, pero siendo el topo que soy podría desnucarme en la orilla de la alberca, o ni siquiera hallarla. A correr me dije entusiasta; pero sin instrucción ni exigencia de un tercero, sin látigo, no rendí fruto. Danza árabe, sugirio mi jefatura, qué dominio del cuerpo, qué sutiles movimientos, me gusta pero entre un arte grácil y uno marcial, el segundo prefiero. No obstante, chinerías no quiero: desnudar los pies, golpear sin guante, usar kimonescas ropas, mantener corta distancia con mi contrincante, tentar su piel y sudores, ni dios lo mande.
¿Se va a inscribir? Me preguntó un chico de quince años esta mañana. Nótese que me habló de usted, soy una señora potencial. Sí que me voy a inscribir. Este medio año ha sido de hastío e incompletud. Tieso dolor en la espalda, entumidas las piernas, sopor y en la noche un sueño espeso. Hay cosas que sólo se liberan cuando el cuerpo se quiebra de esfuerzo. Hoy tuve mi primera clase. El entrenador es joven, dicho sea de paso: no está de malos bigotes. Me cae bien la cabeza del tigre detrás de las cual unas alas se asoman, es el símbolo, está en los costales. En fin, la disciplina combina boxeo con pateo tailandés. No cabe duda que lo mío son los mandarriazos, punch, zaz, rájale a la reina y si se cae, que venga para que la levante.
P.D.- Si desaparezco no crean que he muerto, cuantimenos que ando de parranda. Debo hacer cuatro disertaciones y dos exámenes.
martes, junio 05, 2007

LA SEÑORA MAGO Y SUS BELLOS ARTES

Como que me anda haciendo falta una plantita, dice mi abuela mientras se asolea en su jardín. Miro el follaje del ciruelo, el capulín y la granada; colgantes los helechos, junto a los muros las plantas con toda clase de hojas: anchas, menudas, finas como hebras, pintas, de ondulada orilla. Casi todo en derredor de la fuente verdea, salvo los salpicones de cálido color y de perfume que son las flores. Miro luego a ella, muevo la cabeza, nanay, señora.
Nunca ha vacilado en torcer el pescuezo de pollones, ni en degollar pavos, ni en hundir el cuchillo en porcinos cuerpos, ni en llevarse a la perrera al Orejas que el resto de la familia mucho quería, ni en desnucar conejos. Sobre todo eso último, imagínalo: cada día los alimentaba con alfalfa, les servía el agua, ellos la miraban de reojo con sus ojos rojos, movían los bigotitos y tarde o temprano, tenga, les daba con un bate en la cabeza y de ahí a la olla de adobo. Yo creería que alguien capaz de hacer tal cosa carece de corazón, pero no señores, ay de aquel que se atreva a romper o pisotear alguna planta de mi abuela, porque entonces viene la mirada que fusila, regaños, ojos vidriosos. En verdad profesa profundo amor a los niños y a las plantas. Ayer confirmé el vínculo de esta señora con los seres verdes.
Contesté la llamada.
- Hablo para preguntar si ya regaste tu sábila.
(Misma que, dicho sea de paso, es mi única mascota.)
- No desde que nos visitaste, abuela.
- Vas ahorita por un vaso de agua y se lo echas. Te espero en el teléfono. Pobre plantita, con este calor que hace.
En el nombre le va la vocación: Margarita. Le decimos Señora Mago y también en ese mote va su vocación. Abuela, mago que con hierbas y caldo de pollo cura a los niños; mago que verdea lo que en mi habitación perece, que de la nada hace brotar flores coloridas y carnosas, que con sus artes la Tierra embellece.
sábado, junio 02, 2007

OTRA VEZ VICTORIA 25


El viernes panda comenzó en la cafetería, tal como Jehová ordenó a Moisés que fuera. Jugamos un juego con gemas, no me gustó porque perdí. Luego fuimos al Ciruelo. En el Ciruelo encontramos una banda. A la banda dijimos: vamos a Victoria 25. Ahí moraba mi bisabuela y mora Pablo el posmoderno. Ah, qué buenos que son los resultados de la improvisación. Tacos, cerveza get up, get on up, vodka, sopitas, get up, get on up, beso, salucita, stay on the scene, paso, vuelta like a sex machine.


















Nota al pie: no es que la cámara sea mala, ni que yo sea bartola para tomar fotos. Las sombras y manchas borrosas tienen una intención estética. Ajá.

viernes, junio 01, 2007

BIZCONDESA DEMEDIADA


Soy una variante del vizconde demediado , a mi paso no dejo partidas en dos las setas, ni los frutos ni las mariposas. Sin embargo, medio estudio, medio duermo, medio trabajo y de vez en cuando medio quiero a las personas. Claro que hay cosas que me apasionan, no obstante, también las hago a medias. Si lo sabe el criminal catedrático del medio evo: tengo una vida demediada.
Ven a pesar de que no compitas, sugirió el entrenador, sube tu nivel, pero enojada conmigo por practicar esgrima a medias fui por todos mis tiliches, los traje a casa. Regresaré cuando pueda entrenar con duro afán, como exige el cuerpo, como exigen las espadas. En qué momento, no lo sé, pero digo igual que Gargamel: volveré, aunque sea lo último que haga.