LA TROMPETISTA DE FALOPIO: diciembre 2005



viernes, diciembre 30, 2005

SALUCITA DE CHIHUAHUA

Damas de la laguna de Xico y caballeros andantes de los valles de Chalco:
No os diré que os aprecio demasiado porque de los embustes soy enemiga, salvo cuando la circunstancia conmina, como aquella en que el profesor Martiarena dijo a su servidora y a Sofía: “chiiiiicas, mantengan la imperturbabilidad de sus aaaaalmas ¿o que está muy bueno el chiste?” En verdad de Dios que bueno era aquel chiste, pero comprenderéis que de así confesarlo hubiese reprobado tan fecundo curso lucreciano, o de menos habría sido reprendida durante dos cátedras enteras, como el cándido caballero que osó citar a Kundera. A todo esto, diré que os quiero poquito pero seguro, como el pan de cada día.
Con este cariño panadero, deseo que el próximo año la divina providencia bendiga a vuestras mercedes con reveladores viajes y clareares, lecturas maravillosas, bellos azares, muy azucaradas chilindrinas, puestas de sol y magistrales puestas en escena, conciertos y filmes fenomenales, arrullos, arreboles y rijosos arrumacos. Mas por encima de todo ello, deseo que vuestras moradas se colmen de arañas, polilla, abejorros y duendes revoltosos.
Que os vaya bien y que os atropelle un tren.

AGRADECIMIENTOS, CONFESIONES AMOROSAS Y UN PLUS DE FIN DE AÑO


Confesiones amorosas
- Abrazos y saludos a mis compadres Edna, Claudia, Tonalli e Isaac, con quienes años ha que me zarandeo al ritmo de salsas y sones. Compañeros de jolgorio, concierto y negocios: cómo los quiero.
¡Y arriba el finado Compay señoras y señores!
- Un abrazo a Sofía, Pablo, Sefchovicius, Alejandro, Mijael y Ricardo, mis “queridos” colegas “estudiantes” de “filosofía,” con quienes reí a montones, eché el chisme y compartí mis hot cakes cada viernes, recién terminaba la clase del profesor Politowsky. (No garantizo dejar de empinar el codo y tampoco de leer a Heidegger, pero prometo no volver a apabullarlos con mis discursos heideggerianos cuando me dé por brindar.)
¡Y arriba lo aurático señoras y señores!
- Ya entrada en gastos, hago de dominio público el cariño que profeso por las luminarias que conocí durante el año que está felpando, a saber: Madame Silvia, Tirso, Luis Ricardo, Cristina, Alejandro, el criminal catedrático del medio evo y Rosángela.
- Thom: supongo que no te asomarás aquí durante estos días, anyway: te quiero, con locura y pasión desmedida.
¡Y arriba Mérida, Puebla, Colombia, Chihuahua, Zacatecas y Alemania señoras y señores!
Agradecimientos
- A Sofía, por haberme iniciado en la ociosa labor de escribir a sus mercedes.
- A Chavita, el novio de Sofía, por llevarme con bien a mi casa en cada guarapeta.
- Harto agradecida estoy con los lectores que me han seguido desde junio, cuando comencé a escribir en La Diferencia.
- A Edna ¡mi mera mana! Por estos diez años de amistad. Cuni cuni cantaba mi mana y echaba las coplas de la marihuana, ay mi mana, ya no puede, ni levantar la cabeza, con los ojos retecolorados y la boca reseca reseca…
El plus
" A buen hambre no hay pan duro ni le falta salsa a ninguno."
Si piensa que el plus no viene al caso, no se preocupe, soy de la misma opinión.

DESCANSE EN PAZ


Haciendo honor al premio que gané (blog más cagado y EGÓLATRA). Me complazco en decir que uno de los acontecimientos notables del año, fue el dar cuello a mi relación con Juan, mejor conocido por algunos de ustedes como Pepe el toro.
Más vale sola que mal acompañada, pero más vale acompañada por Thomas que sola.
miércoles, diciembre 28, 2005

POST EXPRESS



Anoche soñé que acompañada por unos amigos, llegaba a un bar campirano. De súbito, alguien caía dentro de las jardineras, llamando la atención de los ahí presentes. Al voltear me percataba que era nadie más y nadie menos que Luis Ricardo, quien - no con poco trabajo- se ponía de pie, ayudado por personas que al oído le cantaban "osito panda, aun no andas y ya queremos verte jugar, con tu mamita que está orgullosa porque naciste en nuestra ciudad."
Publico ésto a petición del protagonista del mentado episodio onírico. Como no encontré una imagen de Tohui, me vi en la necesidad de poner una de Luis Ricardo.
jueves, diciembre 22, 2005

NI POST NI PASTORELA

Parece que no hay día re feliz sin que al siguiente sobrevenga la tragedia. Pasandito el 12 de diciembre temí un asalto, que se acabase el agua en casa o quedar tiznada con el boiler. Para mi fortuna no sufrí tales desaguisados, siendo la catástrofe que a mi computadora le dio la tara y es el momento en que no ha vuelto a funcionar. Que no que es el la tarjeta madre, que no que el chip reconocedor, que no que el filamento programativo y así. Comienzo a pensar que me están viendo la cara de paisana. Como sea, la cosa es que ésto no es vida, querido lector, no puedo escribir a mano y tampoco estoy dispuesta a gastar mi onerosa fortuna en cafeses internet. Así pues, me niego a postear de aquí hasta que mi máquina esté sana y buenecita.
Ya entrada en gastos, también me niego a ir a pastorelas porque la historia me tiene podrida; al final siempre nace el niño Jesús y los pastores le llevan queso. Estos días, me dedicaré pues a la holganza, los chocolates, Doyle y el pan dulce, a más de asistir a un par de "posadas" como la de hace tres días, donde no probamos ponche, ni cantamos letanía, ni cargamos los peregrinos y tampoco rompimos piñatas. Bien que somos heterodoxos, a mis compadres y a mí nos bastó probar la variopinta gama de alipuses que contrario a lo que estamos acostumbrados no nos raspó el buche; así también nos bastó zaranderarnos o como quien dice: sacarle brillo al piso al ritmo de yo conocí un cocinero que cocinaba mavinga, kikiribú mandinga, kikiribú mandinga y machacaba los ajos con la cabeza'el mortero kikiribú mandinga... no será el de los físicos treintones el más festivo de los gremios, pero esos "muchachos" son personas de bien.
Que las fiestas fiestas sean, lector, baile, brinde y yo vuelvo con el post de Doña Cleofas en cuanto mi computadora se levante y ande. Salud.
lunes, diciembre 19, 2005

Y cuando andábaNos cortando rábaNos


Malaya sea mi suerte, el otro día salí de casa justo cuando terminó un partido de fútbol. Abordé uno de los camiones vacíos, contenta de no tener que compartir el asiento con algún aficionado; pero he aquí que de súbito, veo entrar al vehículo esa manada de apabullantes sujetos, que llevaba consigo banderas, trompetas, tambora y hasta el marrano para festejar la victoria de su equipo. Nada valieron mis plegarias, igual se sentó a mi lado un sujeto que olía tan agrio que me lloraban los ojos. Qué decir del espectáculo auditivo, por tres palabras probas diez leperadas, sí, ya sé que yo también soy deslenguada, pero hay límites señores, hay límites.
Dicha experiencia sin par, me hizo caer en la cuenta que no siempre he sido la clasista neurótica de estos días. Recuerdo a Enedelia, mi mejor amiga de la infancia, así como al resto de los niños. En aquel entonces éramos cerca de una docena. En boga estuvieron las bicicletas, luego las avalanchas y los patines, de modo que durante varios años el patio no fue más que un correr de ruedas, tremendo griterío y un par de rondas... por aquí pasó un caballo con las patas al revés, si me dices cuántas tiene contaré hasta veintitrés.
Nos tendimos bajo el solazo junto a una alberca armable, hicimos pastelitos en el maldito horno que de mágico nada tenía, realizamos descompuestas rutinas de patinaje, atracamos una tienda de abarrotes y vestidos de frailes, momias, brujas y diablos, corrimos de edificio en edificio pidiendo nuestra calaverita. Listones, encantados, avión, escondidillas y quemados, no hubo entre nosotros juego sin jugarse. Juntos reñíamos y cantábamos, hijos de respetables señores con hijos de aviesos pelafustanes, estudiantes de colegio franciscano con alumnos de escuela pública, abanderados en la escolta con integrantes de la fila de los burros, hacinados con recién venidos de Disney, los favorecidos con los olvidados por los Reyes Magos. Total, todos teníamos el molino repleto de chicles - bola, total, todos andábamos mugrientos de tierra y de azúcar hasta las pestañas.
Enedelia conoció a un obrero tan misógino como su padre, se casó con él y dio a luz a una niña de cabello ensortijado. Lo último que supe de mi amiga N (como solíamos llamarle) es que dos veces cruzó a nado el río Bravo, la primera fue rebotada por la migra, pero tuvo éxito en el segundo intento. Clasista, intolerante, neurótica, intelectual de cuarta, así soy; sin embargo aquellos días no me parecen ajenos ni lejanos, sino que los llevo bien guardados dentro del bolsillo izquierdo de mi blusa, en el mismo sitio donde almaceno rondas, leyendas y caracoles marinos. Arroz con leche me quiero casar, con una señorita de San Nicolás, que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar...
domingo, diciembre 18, 2005

CITANDO A TIN TAN Y EXTRAÑANDO A TOM

I
"AY DIOSITO, SI POR BEBER TE OFENDO,
EN LA CRUDA ME SALES DEBIENDO."
II
"HUELE A CHINGUERE PADRINO."
viernes, diciembre 16, 2005

LA EXPERIENCIA DEMEDIADA

"Acabo de leer una novela sublime, en la cual Medardo Terralba es partido en dos de un cañonazo, quedando viva la mitad izquierda que es buena como el pan y viva también la mitad derecha, que es mala como el mismísimo diablo." Así le dije a ese teólogo venido a sacristán. No es que yo no le quiera, en serio, lo quiero y lo quiero a montones (a mi padre que no a usted); sin embargo, no ha de cegarme el cariño de modo que no vea sus injurias al buen sentido, ni ha de impedirme hacer la siguiente rabieta, nomás para ejemplificar lo malquerida y mal comprendida que suele ser la literatura.
Responde el sacristán: "Una vez supe de un chico que sobrevivió aun cuando le volaron la mitad de los sesos, pero ¿que a alguien le vuelen la mitad del cuerpo? Eso sí que es fantasioso, qué mala tu novela." Así como lo oye, querido lector y a mí que me hierve el hígado de piedras, porque mi progenitor bien que ha leído a los fenoménologos que me cautivan y aunque así no fuese, tampoco se supone que un cuasi cura juzgue las letras desde lo parco, bruto y grosero de la realidad cotidiana. Es como si yo le dijera "Ay no apá, eso de que la serpiente persuadió a Eva es inverosímil, yo nunca he visto que las culebras hablen."
El vizconde demediado poco amplió mis ya de por sí mediocres conocimientos médicos, pero mucho me dijo en torno a la existencia humana, mucho más que las nociones literarias que suelo escuchar y que aseguro: son resultado de experiencias estéticas demediadas, truncas, incompletas.

PA' SU MECHA

Ahí tienes que redactando mi disertación lucreciana, me encuentro con Pato Pascual en el mensajero. Entonces me pregunta qué me parece su blog, a lo cual, sin ánimos de enfadar respondo: serio y clavel. Para refutar mi chascarrillo mañanero, este muchacho escribió un post kilométrico donde introduce términos como hermenéutica, métodos, escuelas bloggeras. Ora sí que como quien dice: pa' su mecha, los desfiguros y desaguisados que uno tiene que ver.
Vaya y lea si no le da pereza, máxime si está usted en la lista de La diferencia, pues en tal caso quizás se vea aludido o -Dios no lo quiera- hasta agraviado.
martes, diciembre 13, 2005

TOSTÁNDOME LA PANZA

Cierta ocasión, viéndome lijar en una carpintería me dijo el velador "Deje ahí señorita, que esas manos fueron hechas nomás pa' acariciar." No, no y no. A mí nadie me sobaja de tal modo. A más de dominar florete y matamoscas, palmear espaldas y repartir soplamocos, o como quien dice: voltearle a algún cristiano el tragamáiz de una cachetada; con estas manos, querido lector, he preparado los primeros chilaquiles de mi vida.
"Y eso a mí qué" se dirá usted sin vacilar en añadir "A mí hábleme de fenomenología trascendental ontomacrónica, del Uno, de aquella vez que Zeus fingió ser un cuco helado o de perdida relate algo en torno a su tío Gume o su tío Chan." Pues no, no y no. A mí no me limita de tal modo, ultimadamente qué sabe usted del amor si lo casaron a fuerzas. Hoy quiero contarle que me tuesto la panza y que no me alcanza, ni la sal ni la salsa, ni el beso el abrazo y la palabra.
sábado, diciembre 10, 2005

LE CONTIENE LAS GRANDES JOYAS MUSICALES

Porque ahora que te siento mía
cada vez es mi amor más profundo,
como un duende yo sigo tus pasos,
para ver si tan sólo eres mía
o repartes tu amor en pedazos...
He aquí un ejemplo representativo de las canciones mochas, machistas y melifluas. Contra esta clase de esperpentos polifónicos, hoy, querido lector, me complazco en ensalzar la sabiduría, virtud y beneficios de las auténticas joyas musicales. Comencemos pues, con un fragmento cumbianchero donde deja verse la metáfora, ingeniosa y sutil...
Yo a ti te comparo
con una antena parabólica,
con una antena parabólica,
bólica, bólica, bólica, bólicaaaaaaaa.
Que se le meten las señales,
por toditos los canales,
por toditos los canales,
canales, canales, canales, canaleeeeees...
Entre las joyas musicales encontramos aquellas que como bien decía Aristóteles no imitan sino que representan de manera transformadora, lo rijoso de nuestro ser, así como el hecho de que en tales menesteres, las damas solemos "hacer como que la virgen nos habla". A esta clase pertenece el merengoso fragmento que versa así...
Mamá, el negro está rabioso
quiere pelear conmigo,
decíselo a mi papá.
Mamá, yo me acuesto tranquila,
me arropo pies cabeza,
y el negro me destapa.
¡Ay mamá que será lo que quiere el negro!
Ahahihi, Ahahihi...
En la taxonomía de las canciones majestuosas, es decir de las ¡señoras canciones! Incluimos aquellas que nos llevan de la mano a la profunda reflexión, por ejemplo...
Songo le dio a Borondongo,
Borondongo le dio a Bernabé,
Bernabé le pegó a Muchilanga,
le dio a Burundanga
y le jincha los pies,
Tonina y Songo le dio a Borondongo...
No podrá negar, lector, que al esto leer, escuchar o en el mejor de los casos bailar, lo asaltó la duda en torno a qué es lo que Songo le dio a Borondongo, cuál fue la causa, cuál el fin y por qué a Burundanga le jincha los pies. Pero de todas las joyas polifónicas, como usted, sagaz lector, habrá adivinado, hay una que me lleva al frenesí y con la cual cierro el presente análisis filosófico:
Si tú bailas de aquí pa’ lla
si tú bailas de allá pa’ca...
Pasito tun tun,
Pasito tun tun...
martes, diciembre 06, 2005

MANIATADA, ALICAÍDA, OREJILARGA Y BOQUIABIERTA


Si usted, estimado lector, ha seguido el curso de mis andanzas, angustias y regadas de tepache, entonces seguramente sabe que sufro pánico escénico, que me escondo bajo el pupitre cuando el profesor busca un voluntario que explique tal o cual cosa, que una vez fui a obligada a participar y contradije (involuntaria y torpemente) la tesis que habíamos sostenido durante tres semanas, que aun cuando quiero decir algo siento que llevo grilletes atados a las manos, de manera que no puedo levantar una de ellas ni en defensa propia. Sufro lector, sufro cada clase y lloro para mis adentros como una Magdalena.
Aunque pase las clases maniatada, rabicorta, orejilarga, caibizbaja, ojibizca y alicaída, mucho me entusiasma redactar los trabajos finales, pues sólo entonces puedo confrontar, construir y reventar argumentos. Total, cuando el profesor me lea y quiera reprenderme, palmear mi espalda o preguntarme algo, yo ya estaré tumbada en una hamaca, arena o pasto (según sea el estado de mi bolsillo) rascándome el ombligo amorosamente
Me ensimismo. Al despertar caigo en la cuenta de las docenas de citas, rayones y notas dispersas y confusas. Es como encontrarse frente al misceláneo montón de piezas de un rompecabezas sin armar; no lector, peor aún: es como cuando una fiesta de excesos termina, de modo que la casa queda que parece que en ella bailaron los apaches y entonces uno, el desdichado habitante, ignora por dónde comenzar la restauración. Así yo, a saber cómo, empiezo a redactar.
Dado que debe elaborarse tres o cuatro trabajos para fechas cercanas, me ocurre por ejemplo que en el ensayo tocante a Heidegger cito a Hanson, que en el de Hanson hablo de Lucrecio, que ilustro el de Lucrecio con un dibujo gestalt y que concluyo todos ellos con una biografía y un retrato de Paracelso. No importa el esbozo inicial que yo haya hecho de cada uno, el ensayo siempre se configura solo, solo se hila exigiendo una pausa, un descenso o un vertiginoso giro. Uno cree que estructura ensayos, pavadas, los ensayos lo estructuran a uno.

sábado, diciembre 03, 2005

NO SOY FLORETISTA ¡SOY FLORISTA!


Quienes se baten lo hacen siempre en una suerte de anonimato. Por ello es que solía olvidarme del nombre y del rostro de quien se escondía bajo la careta. Yo misma determinaba la identidad de mi contrincante, éste era quien yo deseaba que fuera y en aquel entonces, con arrebato empuñaba el arma, la extendía, obligaba a mi oponente a retroceder y luego, furiosa, me abalanzaba sobre su pecho con toda mi fuerza. Si la hoja del florete se doblaba en su cuerpo, era signo de que la punta lo hubiese penetrado de estar afilada. En tal caso, invicta, hasta podía imaginarlo ahí, tendido sobre el suelo, las facciones contraídas, los ojos yertos y un hilo carmín sobre su vientre.
Aquello me apasionaba, tanto como la literatura y los caledoscopios. Sin embargo, querido lector, estos días me invade un jubilo tal, que en vez de atacar doy piruetas, ora a la izquierda ora a la derecha; ando de puntitas, salto, bailo y me hago bollo cuando no hay necesidad de ello; me sorprendo en pleno combate acariciando a mi oponente con la punta del arma y para enfado del entrenador, me niego a propinar los santísimos floretazos de antaño “¿qué me ha hecho este pobre infante o esta bella damita para merecer un touché?” le pregunto. Y como ha de imaginarse, querido lector, es el día que no logro ganar un méndigo asalto.
Que peleen los soldados y los boxeadores, los enmascarados, los pelafustanes y las verduleras. Pues yo, sépalo de una vez por todas, hoy prefiero zarandearme al ritmo de una salsa y tirarme cual res a contemplar las flores.

ASÍ PASA CUANDO SUCEDE.

María Chuchena se estaba bañando
y el pescador por ahí pasando,
María Chuchena se fue a bañar
y el pescador la fue a enamorar.
Son Jarocho

Viéndolo bien, quizá la lógica no sea cosa del diablo. Viéndolo bien, los pubertos no son tan enfadosos, tampoco lo es el bronco aspirar de las fosas nasales, ni el crujir de las palomitas en el cine, ni los mosquitos, ni las arañas y menos aún los estornudos. Viéndolo bien, me entusiasma redactar mis ensayos finales, comenzar mi proyecto de tesis y saber que cada día falta menos para el doce de diciembre. El más bello azar fue hallarte mientras leías frente a un kiosco, Thomas, porque hoy me siento completa y feliz. Enamorada estoy de ti.