Llego a la biblioteca. Me abrigo, bajo, me siento siempre en el mismo sitio. A mi izquierda está el ventanal, más allá casi todo es pasto amarillo, árboles y una escultura roja. Busco la revista que me asignaron. Papel literario, Caracas, 1953. Debo buscar artículos filosóficos, pero me distraigo leyendo otras cosas más simpáticas. Así, por ejemplo, leo un poema sobre lombricitas de edad temprana, seguido del comentario de un columnista “¡cuántos maestros deberían conocer esta noble poesía!..” Sobre cigarras y lombricitas de edad temprana. Así también, me he enterado de la existencia de ilustres personajes como el pintor Guayasamín y el músico Gustavo Pittaluga. También he sabido de gobiernos, seudónimos y nuevas palabras: la República de Cubagua, El diablo Cojuelo, jurungo. Pero lo que más me ha gustado, son los poemas. Transcribo unas líneas.
Cuando pitos flautas, cuando flautas pitos. De Góngora
Aquí viene el muerto de Marigüitar, cuatro pescadores lo van a enterrar. Aquiles Nazoa.
Pero de todas las cosas que he leído en esta revista, ninguna me ha gustado más que la siguiente imagen:
Canto tu pelo de madera
Y tu andar de guitarra de arena. Manuel Villanueva.
En fin, así es como laboro y no laboro en mi tercer laboro, que me gusta de un modo distinto a los días en que doy clase y los domingos de librería. De cualquier manera, todos mis trabajos me alegran. Me alegra no ser una máquina de oficina, ni un letrero publicitario, ni una pluma que escribe sobre asuntos de moda, ni un maletín con productos inútiles. Al final, como siempre, sigo creyendo que aunque se pague menos, vale más trabajar con personas y con libros.

Etiquetas: a felicidade, éxito en la vida, Letras, nunca luciré en sociedad, soy una nerd