LA TROMPETISTA DE FALOPIO: CUAL MERLINA EN EL CAMPAMENTO CHIPPEWA



CUAL MERLINA EN EL CAMPAMENTO CHIPPEWA

Siempre he sido agria para esas cosas. Cuando era niña, por ejemplo, me chocaba que los payasos y los magos me hicieran participar en su chow. También odié el juego de las sillas, bailar en el centro de un círculo y procuré mantenerme lejos de las botargas, porque las botargas y los payasos me hacían llorar.
Qué decir de los juegos deportivos; nunca tuve el espíritu aquí, aquí, láncenme la bola y esquimbomboli boli boli ¡eh! Al contrario; en la secundaria, mis amigas y yo nos escondíamos del profesor de Educación Física, quien nos obligaba a botar, patear o lanzar balones. Creánme, en los exámenes de esa materia sudaba más por el temor a los objetos botantes, que por el esfuerzo corporal. Aprovecho el tema para dejar un recado; queridas tías: sufrí mucho cada vez que me arrastraron al patio para jugar en equipo, no a todos nos divierte lo mismo; así que, si no quieren generar más traumas, dejen en paz a los niños cuando no quieren bailar, jugar futbeis o hacer sus gracias en público.
En fin, resulta que ahora que estoy en la natación… me chingué. Todos los días hacemos un poco de ejercicio fuera del agua, y esta parte del entrenamiento suele realizarse mediante juegos en e-qui-po (porque es parte de estar en un e-qui-po.) Algunos ejemplos son: burro castigado, cuerda sostenida por otros, relevos e incluso una variante del juego de las sillas. Lo más extraño es que comienzo a creer que esas cosas son divertidas.


***
En otros menesteres, agradezco públicamente al Cuero Cabezudo el envío del nuevo álbum de Lila Downs (ajúa), así como The book of dead philosophers y una bella, bellísima postal. Gracias Juan, por éstos y todos tus regalos.

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5 Comments:

At 10:54 a.m., Blogger Montserrat Algarabel said...

A mi me siguen dado miedo los payasos... pero ah, como insistían mis papas sobre lo bonitas que eran las foticos con payasos... y lo de la actividad física, uff, sigo siendo una plastilla de sofa...
saludos, n.

 
At 12:49 p.m., Anonymous Anónimo said...

Jajajaja yo ODIABA educación física porque mi profe era un pervertido que encantaba hacernos saltar para ver "cómo rebotabamos" ¡Hasta cínico era el cabrón!

Los payasos... ese es otro trauma. Resulta que cuando tenía 4 años a mi padre se le ocurrió la grandiosa idea de llevar uno a mi fiesta. Horrible... lo conoció en un pesero, se pusieron a chupar y a la hora del chou, mi padre ebrioo y el payaso también se la pasaron albureando a la gente... daaa, creo que borré los demás detalles de dicha experiencia pero sé que fue horrible.

Jajajaja, y cagadísimo, yo desde niña admiré a Merlina y quería ser como ella. Salut Trompetista

 
At 4:14 p.m., Blogger Diana said...

Yo también era Merlina, de hecho mi uniforme de la secundaria era igual a su ropa pero en azul. Querida, es bonito ser agridulce!

 
At 6:36 p.m., Blogger Livi Jazmín said...

NIMBEMON: ay sí, yo todavía huyo de los payasos. Los únicos queme caen bien son los mimos.
LIA: noooo es ciertooo. Qué anecdotón, deberías hacer un post. Abrazos.
DIANA: sí, tienes razón. Mejor agridulces, que agrias como limones, o tan dulces que empalaguemos.

 
At 11:52 p.m., Blogger La Mireles said...

Jajajajaja

aAAAH cuanto que no pasaba por aca no me acordaba de lo que me gusta leerte

mil gracias

 

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