LA ALFOMBRA AZUL. COTIDIANIDAD Y MEMORIA.
Amaba salir del metro, caminar esa calle al final de la tarde, pasar a la panadería, déme un pan de queso, una tortuga y un chinito para mi suegro. Llegar a aquella casa, tocar el timbre. Un beso, una alegría que lo abarca todo. El perro saluda. Entro. Piano, tapete, candil. Saludo a mi suegra, ay señora, tanto quiero contarle. ¿Para cuándo la tesis?, pregunta el suegro; ya merito, contesto. Ella me hace reír en el camino al cuarto. Yo amaba ese cuarto. Alfombra, cortinas y colcha azules, libros, caracoles, un cántaro, papeles y plumas de colores. Un abrazo prolongado. Después, en la noche, salir a la calle, comprar películas a la señora rubia con botas y la cara roja. Volver a casa. Hablar. Besarnos. Dormir.
Amé La casa del té, la alfombra azul, las quesadillas de la mañana, nuestros domingos en la librería y dormir siempre de la misma manera, que era la mejor manera. La memoria es bondadosa, barrió el polvo y dejó limpio el recuerdo de la cotidianidad que más he amado.
Etiquetas: a felicidade, memoria, no lloro nomás me acuerdo, toma el llavero abuelita
2 Comments:
YA quiero recordar sin llorar, pero quizá sea demasiado pronto.
No sabia que la Profesora Paulina fuera su maestra, alguna vez la conoci, nada personal claro. Señorita Licenciada(ya puedo decirte licenciada...je)bueno, con licencia para filosofar...Usted nacio con la filosofia bajo el brazo...No puedo entrar a su taller de monitos, tal vez y lo màs seguro sea la canija maquina convenenciarea. Si, le dije que queria uno de sus monito, usted me contesto; ....: cuando quieras ;)
y para eso queria entrar para decirle cual me gusta. Bueno espero entrar por la tarde, y decirle, que imagen me dejo encantado y casi estoy seguro que no tiene otra igual...pd. estoy atento con su situacion laboral. Saludos.
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