EL PATRIARCA
Hay gente que nació vieja. Otros al contrario, encanecidos le entran con sabor al juego, los amores, el vacilón y hasta la chamba. Es una fortuna crecer al lado de alguien así, máxime si comparte con uno las cosas que ha aprendido. De cualquier manera, aunque el entusiasmo perdure, el cuerpo se acaba. Así, el patriarca comienza a respirar con trabajo, por tanto estar en casa se pone cascarrabias, le cansa lo que antes era esfuerzo menor, el médico se asusta al leer el electrocardiograma, y yo miro aquellas manos cubrirse de lunares, florecitas panteoneras, qué tristeza.
El patriarca bromea acerca de su edad; dice que se limpia la cara con palillos, se atornilla el sombrero y parece pergamino. Los otros no estamos acostumbrados a hablar de la muerte, pero la semana pasada lo hicimos. Él siempre se ha burlado de los "tristes viejitos," no lo trataremos como uno de ellos. No le arrebataremos los chocolates cual si fuera un niño, ni esconderemos los cigarros, ni taparemos la botella si se le antoja un tequila (ultimadamente si lo hiciéramos nos mandaría al diablo); tampoco le le diremos no hagas, porque el médico ya se lo dijo. El patriarca es un hombre fuerte, entero; elegirá cómo morir y hasta cuándo cuidarse. También es una fortuna acompañarle al final de la jornada; en lo posible, hacer su ocaso apacible y grato.
El patriarca bromea acerca de su edad; dice que se limpia la cara con palillos, se atornilla el sombrero y parece pergamino. Los otros no estamos acostumbrados a hablar de la muerte, pero la semana pasada lo hicimos. Él siempre se ha burlado de los "tristes viejitos," no lo trataremos como uno de ellos. No le arrebataremos los chocolates cual si fuera un niño, ni esconderemos los cigarros, ni taparemos la botella si se le antoja un tequila (ultimadamente si lo hiciéramos nos mandaría al diablo); tampoco le le diremos no hagas, porque el médico ya se lo dijo. El patriarca es un hombre fuerte, entero; elegirá cómo morir y hasta cuándo cuidarse. También es una fortuna acompañarle al final de la jornada; en lo posible, hacer su ocaso apacible y grato.
Etiquetas: mi abuelo
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on sábado, febrero 09, 2008 at 11:38:00 p.m..
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8 Comments:
Le asiste la razón: no se debe dejar de vivir para conservar la vida. Existir no consiste en renunciar a todo para respirar, palpitar y digerir con regularidad. Disfrute a Don Pedro, y que él la disfrute a usted; que los dos disfruten la vida, mientras dure… Un abrazo.
aferrarse a la vida es la enfermedad occidental mas terrible, eso le dije a mi prima y ella me contestó: te gustaría que Malala se muriera mañana? y yo así de, ay no no Malala no jajajajaja no quiero que se muera don Pedro
Bello bello post.
Me agradó mucho el ritmo que llevan las palabras, hay una especie de rima como involuntaria que le confiere al texto un toque poético bellísimo Livi. Gracias
Comadre: Le admiro su amor convertido en valor. Un abrazo y que la vida sea vida hasta el final.
Cló
Esto no viene al caso y siento que tus lectores me atacarán, pero no tengo otro medio de preguntártelo, asi que disculpen todos, Livi ¿solo te gustan los güeros?
Es difícil escribir sobre la muerte porque nos han enseñado que es algo que muchas veces ni siquiera se puede nombrar. No vaya a ser que la invoquemos. ¡No, no, no,no,no....!Pero si yo tuviera una muerte, me gustaría mucho que mi familia me tratara igual que como lo hacen con tu abuelo. Como alguien que puede decidir lo que hace y no como los restos de una persona que se desmorona ahí arrumbada en una esquina. Ánimos Livi, que le están dando lo mejor que pueden darle a tu abuelito: cariño y calidad de vida.
GRACIAS A TODOS. EL MÉRITO ES DE MI TÍA MÉDICO, QUE FUE QUIEN ORGANIZÓ LA REUNIÓN Y EXHORTÓ A LA FAMILIA A TRATAR AL PEDRO COMO ALGUIEN ENTERO Y AUTÓNOMO.
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