LA TROMPETISTA DE FALOPIO: DEL ANECDOTARIO



DEL ANECDOTARIO

Ésta es la historia más cursi que he relatado. Así que está a tiempo de retirarse, lector que tiene problemas con lo florifundio, pastel o moñudo.

Era mi octavo año consecutivo en una escuela franciscana. Había misa en toda clase de ocasiones. Ora por ser día del padre, ora por honrar a la virgen guadalupana, ora por ser miércoles de ceniza, ora por celebrarse el quincuagésimo aniversario del santo patrón del convento del doliente Jesús del huerto. Eso sin contar los encuentros cristianos, los rezos diarios y el ángelus que sonaba a medio día. En ese contexto me enamoré por primera vez.
No hay que ser sagaz para inferir que mi vida era simplona: cine, plaza, noches coloniales. Las fiestas y tardeadas eran ya palabras mayores. Entonces llegó Leonardo a medio curso, lo habían corrido de su escuela anterior. Aunque teníamos catorce años, a diferencia de los otros él estaba cubierto de pelo, manejaba un auto, fumaba y se sentía muy león. Pero su plus era la vocación de comediante. Aun me río al recordar sus chascarrillos. Por eso me gustaba estar con él todas las horas del día escolar. Felicidades, qué vulgarrr, con tus risotadas me decía la madre María. Y el símil trillado que los profesores usaban para referirse a Leonardo era el de la manzana que pudre las contiguas. Yo me sentía feliz con mi ser manzana podrida. Mejor así, castigados podíamos pasar más tiempo juntos.
Nunca nos besamos. Estaba enamorado de una chica rubia que fumaba y follaba e iba a fiestas de verdad. Yo a veces llevaba un sandwich extra para él y en una ocasión me sorprendió juntando los bancos de la clase de informática, para que pudiésemos estar más cerca. Entre los momentos más felices de mi vida cuento aquella noche. Bailábamos en una fiesta rolas de los noventa, de pronto, sácatelas babuchas, comenzó a sonar otra cosa muy otra. Only you can make this world seem right, only you can make the darkness bright. Y durante dos minutos con treinta segundos, ojos cerrados y barbilla sobre su hombro en abrazo móvil me sentí grande como un dios.
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15 Comments:

At 1:12 p.m., Blogger Carthief said...

muy romantico!! its cool , todavia sientes raro cuando te acuerdas?? que increible es la mente, guarda los momentos mas preciados y no tiene limites. que memory stick ni que nada!! saludos

 
At 2:58 p.m., Blogger Sofía said...

¿Por qué razón Rafael Escalante llega siempre primeras a todos los blogs?



AAAAhhh, las monjas. Yo tenía una maestra a la que debíamos llamar MADRE GER que jalaba el pelo de la nuca. Qué bueno que yo no tenía Leonardo alrededor, porque hubiera terminado pelona.

 
At 8:00 p.m., Blogger ka! said...

YEAHH !!!!!!! todos tenemos derecho a un post de esos..siempre!

 
At 8:55 p.m., Blogger Luis Fernando said...

No cursi, no melcochoso, no moñudo. Simplemente un recuento de la época en que uno se enamora, pero no le queda tan claro, tan evidente, tan cierto que se enamora.

¿Si me expliqué?

Gran post

 
At 5:34 a.m., Blogger ecasual said...

El final es apoteósico.
Saludos.

 
At 11:32 a.m., Anonymous Anónimo said...

Ni cursi ni almibarado, y usted que se hace llamar Trompetista deberia saberlo.

Simplemente es, un Blues Instantaneo que se disuelve en el ojo a la primera lectura.. Asi de inmediato, por sus prontas edades para tamaños vericuetos, y asi de blues, por sus diestras y distantes maneras para glosar lo que en su tiempo, seguro, alcanzo cotas de autentico drama escenico.

Y avala el juicio de mis palabras, la sentencia imperterrita de John Lee Hooker: "Cuando un hombre y una mujer se juntan, surgen los problemas y, con ellos, el Blues"

Permita que me reitere: Sus maneras son, fascinantes milaidy.

 
At 3:27 p.m., Anonymous Anónimo said...

encuentralo y 'fuck his brains out'

 
At 5:28 p.m., Blogger Livi Jazmín said...

RAFAEL: qué bueno que te gustó (yo esperaba algún jitomatazo) y qué bueno romper el turrón.
CARTHIEF: sí, todavía siento raro y comienzo a preguntarme cosas que son indicio de vejez, cosas del tipo ¿qué será de él?
SOFIE: es que casi todas las monjas son unas neuróticas porque no tienen macho (o chica o ruca.)En mi secundaria había una monja que estaba "amparada" no por dios, pues, sino jurídicamente, porque aventaba los cuadernos y jalaba orejas y pellizcaba. Méndigas.
KAROLO: ¡eso mero digo! Saludos.
LUIS FERNANDO: sí se explicó. Así mero fue.
HORMIGUITA: saludos de vuelta. querida hormiga.
TRITÁCORA: agradezco las palabras musicales ¿Es usted saxofonista o algo así?
ÑE: fíjese que en varias ocasiones he considerado buscar a ese chango, enseñarle un hombro y decirle "ya no soy la chiquilla de antes" jajajaja bueno algo así. Sin embargo, he decidido dejar el asunto en manos del azar.

 
At 7:00 p.m., Blogger Diana said...

Me encantan los merengues rosados y los puddle con moños, me encantó este post.

 
At 9:51 a.m., Blogger Casiopea! said...

A mi me pasa lo rosa muy seguido, tengo tendencias de colores extrañas, a veces muy rosa, otrora tan gris como estos días de julio.

ME ha gustado este rosa, merengue y con moños.

 
At 11:40 p.m., Blogger Sirena said...

¿pausa melancólica? (disparador de la necesidad de reflexionar... porque mis pausas son alegrías... la melancolía es lo usual).
Me encantó el post. Linda historia. Voy a pescar melancolías.

 
At 1:14 a.m., Blogger Octopus Queque said...

Oye sí, qué grande tu post. Como diría una rola, sentirse como Fred Astaire y bailar en las paredes y la onda. Ah! qué cosas!

Y pues las monjas son el demonio... aunque en mi prepa eran bien aliviandas, una vez le cantamos a una que se subiera a la mesa y ora sí que Za za za.

jajaja

Saluditos!

 
At 3:10 a.m., Blogger Priscila said...

Pues es una historia linda.. Ay, esas anecdotas de lo que uno es capaz cuando anda enamoradilla del amigo, o cosas asi.. jaja vaya..

Saludo

 
At 9:24 a.m., Blogger Livi Jazmín said...

DIANA: pero no está diciendo que mi post es como un puddle con moños ¿verdad? ¿Verdad que no?
CASIOPEA: como quien dice: es usted un camaleón.
SIRENA: pesquélas y me las cuenta.
ELSA: nooooooh... seguro no era monja franciscana. Gracias por lo demás y muchos saludos.
PRISCILA: sí, qué anécdotas y más las de tiempos lejanos, porque creo que luego uno aprende a no hacer tanto... dando y dando.

 
At 7:14 p.m., Anonymous Anónimo said...

¡Ahhh! Cuantos recuerdos...
Benditas sean todas las escuelas que corren alumnos a mitad de curso.
¿Qué sería de las niñas de secundaria y prepa si no hubieran llegado a nuestras vidas esos expulsados de pelo largo de otras escuelas con más disciplina?
Hubiéramos tenido dos opciones:
A. enamorarnos del pepino que se sienta junto a nuestra banca desde primero de primaria, al cual vimos cuando le creció el primer vello facial y como la cambió la voz.
B. no conocer el amor.
Afortunadamente llegaron a nuestras, que no por ello significa que nos hayan pelado. Porque igual que ellos llegaban las chicas con arete en el ombligo y minifalda, que traían babeando a nuestros amados expulsados.

 

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