YO NO QUIERO SER CHABELO
Las cosas han cambiado. Aunque me gusta la chamba dominguera, lo que sale de ahí me alcanza para casi nada, pues ahora quiero chones finos, playa, libros, aparatos. Y qué pena ser cómo Chabelo, hacer puchero frente al papá porque no me alcanzan los dineros, decir a la mamá cuando vayas al súper no olvides comprar el cereal que más me gusta, el de cosecha tropical y un yacul para mi lonche.
A todo esto, he decidido trabajar mientras escribo una tesis. Pero óiganlo bien, aunque más horas libres tenga el siguiente semestre, aunque apremiantes sean mis necesidades de consumo, no ingresaré a un trabajo que me contradiga en lo fundamental. No estaré bajo la mirada de un arrogante inspector, me niego a pasar la tarde encerrada ocho horas viendo una pared, no seré el pingüino de Halls, no llamaré para ofrecer productos que ni yo compraría, cuantimenos prestaré servicios al gobierno de la ciudad, no voy a atender gente de la high y tampoco venderé bonais. No señores, será el sereno pero yo creo que aún hay empleos sensatos. Tal vez puedo importar monitos de España, como hace mi compadre, dar clase de filosofía en una escuela patito, qué se yo. Isis dice que hay gente que no tiene tiempo para sacar a sus perros, ustedes saben, lanzarles la pelota, rascar atrás de sus orejas, sí, cobrar el cuidado de perros ajenos, eso puedo hacerlo.
En fin, pido consejo a sus mercedes, ocurrencias en torno a las ocupaciones sensatas, pues ya no quiero ser Chabelo, con mis bermudas orondas, mi paleta y mis tirantes.

1) Porque mana sólo hay una.