DE MIS TIEMPOS WANNABE
Más de una ocasión hice el ridículo en aquel taller. El primer texto que llevé, comenzaba así: si el corazón hoy decide al orgullo traicionar, y si obstinado me pide las entrañas desnudar; esa vez Julián Tortillas me echó una mirada compasiva, luego me preguntó si había leído mucho a Sor Juana. Otra ocasión discutían sobre estructuralismo; al final el profesor pidió mi opinión al respecto; presa del pánico, no pude más que contestar ps... está grueso; todos callaron. Por si fuera poco, mamá me recogía al finalizar el taller; una tarde Julián Tortillas, el señor Chiquito, Leonardo el pintor borracho, un tal Polo y Camanas tuvieron que decirle “ándele señora, dele permiso, vamos nomás a la cineteca, o aunque sea por un cafecito.”
La verdad es que en ese taller no aprendí en cuestiones de creación literaria; al contrario, dejé de escribir durante años. El profesor a cargo siempre decía lo mismo; además, como a muchas personas de su edad, le encantaba rodearse de pubertos que le inflaran el ego. Hasta donde sé, Bandala y Pavel planean un club de detractores del taller gerardiano. De cualquier manera, ahí tuve un novio que me regalaba libros y me acompañaba a comprar otros tantos, de los cuales algunos siguen en peldaños privilegiados de mi librero.
Etiquetas: la onda wannabe, nunca luciré en sociedad, traumas
18 Comments:
jajajaja me hiciste reir tanto con esta parvada de personajes, quién pudiera tener un taller de lo que sea a servicio del ego personal!, creo que es el sueño de todo artista
jeje, nunca fui a caer alguna de esas cosas porque en mi secundaria monjil simplemente no había eso.
A esos chancludos rotos yo los conozco ahora como hippies de ipod que de rotos no tienen nada.
saludos
Te quedaron muchos recuerdos agradables...
Jejejeje, mana, ¿qué tiempos áquellos, no?
Imagínese yo, enamora del Julián Tortillas, con decirle que le escribí una carta citando a Efraín Huerta al muy ígnaro, y nunca aflojó.
¿Acaso el señor chiquito no era un clon peque de Don Ignacio Manuel Altamirano?, yo siempre lo respeté por creerlo un experimento científico de la NASA.
También recuerdo a Gerardo, igualito a JoJorge Falcón, sólo que en pendejo.
De mi textos, ya ni le acuerdo, manis, que por la dignidad del poco intelecto que me quedó ya no quiero recordar aquellos pininos en los ensayos feministas de: "Las trom..."
¡Ay, comadre, que disfrutancia con sus memorias jocosas!
hay de mis epocas de tallersitos recuerdo a mi profesor de poesia (hum!) recuerdo cuando le invente que iba a leer dentro de la ronda de poetizas latinoamericanas algo de una tal claudia palacios que el finjio conocer y hasta me invento que se habia suicidado, jiji, cuando en realidad era nada menos y mucho mas que chirinolita centelleante, de esas epocas me ha quedado solo las visitas nocturnas a ese señor que se dice comunista bipolar y poeta que escribe muy bonito pero engaña muy mal, a pero que bonito besa ...soy un cliché de veras!
este fue mi primer poema a la edad de tiernos once años:
" cuando vuelen los pajaros del nido y nostalgia en su cielo dejen me dolera saber que te he perdido y a las aves vere cuando se alejen
(... )que cuando la nosatlgia en tu vida trunca te quedara un calido invierno que te recordara al cariño eterno pero a su nido no volveran las aves nunca"
ijos
solo usted me hace confesar estos crimenes
nada que ver con las oscuras golondrinas
Ay Dios... de esas oscuras épocas de mi adolescencia literaria mejor ni hablar. Y todo lo que pueda decir sobre ese señor siempre será demasiado. Pero entre lo rescatable, está usted y los demás sobrevivientes de ese taller. Ya sabe lo que dicen: si no te mata, te hace más fuerte.
Pd. Insisto, deberíamos armar nuestro comando especial a fin de culminar nuestra venganza: usted con su florete y disfraz de Kill Bill, el Señor Chiquito cual karateca sanguinario, Pavel y yo trajeados como esbirros de Lucy Liu; todos contra el susodicho, jejeje.
Yo una vez fui a un taller literario en calidad de acompañante y fue muy triste ver a viejitos frustrados despedazando con críticas fuera de lugar los textos de los más jóvenes...cuestiones de ego, debo suponer.
Lo que si es que las plataformas de los noventas que salían en 15 a 20 y Tú eran de lo mejor, nunca me puse unas, pero eran ridículamente fantásticas y totalmente setenteras.
Falso, casi todo, en realidad impreciso.
1.- En esos tiempos yo no usaba camisa ni me boleaba los zapatos, usaba botas, de esas con casquillo y vestía de negro desaliñado, despuecito, gracias a un diablito, me volví el señor chiquito, perfumadito y brillosito.
2.- ¿Clon de Ignacio Manuel Altamirano?, pero si era un vil mezcla de cronopio adolescente con melodías de Agustín Lara. Y no, yo no tengo nada que ver con la NASA; creo que Pati me confunde con Leonardo, el excelente pintor y músico, y no era tan borracho, el borracho era yo, llevaba alcohol al taller.
3.- ¿Bandala en el taller?, ¡Momento, exigo una aclaración! Yo estuve casi tres años en el taller y no la recuerdo, siento casi una paradoja en mi vida ¿la conozco y no me acuerdo?
4.- Yo me sumo para masacrar al cabrón ese, que más se parece a Pablo Milanés cuando joven.
5.- Ese pedazo de hombre me amenazó con mandarme a la carcél, ¿quiere saber la historia?, vaya a mi blog y ahí se enterará del chisme completo.
6.- Erámos todavía más grandes que tú, pues en aquellos años tenías quince años (!) [no intentes negarlo, tengo pruebas]
7.- ¿Qué mujer no estaba enamorada de ese andrógino, mezcla de Cortés y Jesús de petatiux?
8.- Si, la recuerdo muy bien, Doña Livi, era joven y tenía sueños, que tiempos aquellos; pero no se le olvidé que yo jamás fui un hippie de bolsillo de esos, de hecho, recuerdo aquella vez que el cabrón ese te pidió la opinión, recuerdo que tu, Ivonne y yo nos mantuvimos al margen, pues en el fondo teníamos la certeza de que ni ellos mismos se entendían y que todo era pura mamada
9.- Aguanté tres años en el taller porque aprendía muchas cosas, y no sólo yo, tanto que aquella generación se deshizo porque todos superamos al cabrón ese.
10.-¿Recuerdas cuándo te llamé para ponerte al tanto de la clase de tipos que había en el taller? Pavel asustaba a cualquiera (jejejeje)
11.- La frase lapidaría del taller, dicha por el Macanas a Julianctito: "aparentas más de lo que eres"
Livi, perdona que me haya extendido, pero necesitaba sacar todo esto :P
Hermosos recuerdos que nunca se olvidarán. Abrazos.
¡Ah, los talleres y sus personajes! Ya que algunos desempolvan esqueletos, abuso de tu hospitalidad para compartir un fragmento novelado de mi propia experiencia, no en el taller gerardiano, pero a fin de cuentas en un taller. Me disculpo de antemano por la extensión del textículo...
Hugo, Alberto, Sara, Ignacio... Los nombres se arremolinan en tu memoria. Tantas posibilidades literarias, tantas intensidades en embrión y tantas lastimeras inocencias. Pero sobre todo la provocativa atmósfera de una pasión compartida; la discusión anclada en por lo menos una cuota mínima de atención al texto, y sobre todo, más allá del cerrado club de amistades de buena voluntad, pero escasas o nulas habilidades críticas. Por supuesto, no todo era positivo. No faltaba nunca el catapultarse de complejos, y Rolando debía siempre estar alerta para evitar que la reunión degenerara en una sesión gratuita de psicoterapia de grupo. Y es que escribir, pintar o componer música, si son fruto de necesidades psicológicas genuinas, suelen ser actividades intensamente personales, tan asentadas sus motivaciones en las profundidades del inconsciente, que pueden llegar a exhibir lo que raramente se revela de otro modo. Por medio de la escritura creativa con frecuencia se expresan sueños, y cuando se describen realidades, a éstas las baña una claridad reveladora, que les convida un aspecto inesperado, bello o terrible, pero raramente neutro, a menos que el artífice en su torpeza sea incapaz de hallar la correspondencia justa entre el signo y su significado. Una palabra puede describir lo que la luz se rehusa a mostrar, pero que el tacto, el olfato o el gusto, con su propio lenguaje, ofrecen para alimento de la fantasía. Las palabras en su versatilidad pueden acariciar, insultar, despertar, avasallar, abrumar, o simplemente describir; y aunque a veces se insista en que salen sobrando, y de hecho se pueda prescindir de ellas por un instante, inevitablemente, en su carácter de especie, los humanos retornan a su uso; de los ruidos inarticulados pasan a las onomatopeyas. Y si desean comunicar la intensidad de una experiencia, deben finalmente recurrir sumisos a esos sonidos que siempre en plena fuga se divierten con la ineptitud del usuario, pero que finalmente se rinden si se les persigue con humildad y el suficiente tesón.
Variedad podría ser un sintético atributo descriptivo de la primera generación del taller. Por un lado, aquellos aspirantes a escritor con fundamento más o menos sólido de gramática y lecturas, en busca de un estilo propio; por otro, esas almas cándidas que creían, o deseaban creer, que el acto creativo puede reducirse a fórmulas lógicas, a recetas explotables: la distancia más corta entre dos eventos es un enunciado rectilíneo, y no la curva caprichosa que se dibuja en un período incandescente, y en ocasiones intolerablemente doloroso.
Todos escuchaban con respeto mientras alguien leía, a veces los propios textos, pero más a menudo los de un compañero. Las temáticas diferían; los estilos también, tanto como el aspecto de quienes los cultivaban: desde tu economía de palabras, intentando exorcisar tus obsesiones con la muerte, hasta la verborrea pretendidamente graciosa del atildado Ignacio; desde el lenguaje geométrico de la rubia Sara y sus narraciones cuasi-religiosas, hasta el desenfado del barbado Hugo y sus historias sexuales, teñidas de sureña y nostálgica ternura...
¿Ves, ves nomás que reacción genera la memoria infausta del mequetrefe ése y su huella que aún permanece indeleble en nuestras atormentadas almas?
¿Ves como altera el estado zen del habitualmente flemático Sr. Chiquito? ¿Y como mi propia condición ontológica de prófuga se ve cuestionada por el mismo y Patrullita? ¿Y ves como el taller del Cuero Cabezudo parece la Academia de San Juan de Letrán en comparación con el tugurio gerardiano?
¿Ves, ves como sí hace falta urgentemente que armemos nuestro comando sangriento y vengativo?
Jajaja, si creo que me excedí, pero es que, caray, él es una de las personas que me es nefasta.
¡¡¡¡¡Armemos el comando sangriento y vengativo, yo se dónde vive ese tipo (cerca de Copilco), o al menos hagamos una ronda de post en nuestros respectivos blogs para denunciarlo!!!!!
Yo me uno a la masacre. Ahora que lo pienso, aprendí a leer y a escribir a los cuatro años, a los siete, si no recordaba bien una de mis lecciones de sánscrito me recortaba mi larga cabellera como castigo. Nací en Nepantla, y tenía sí, considero que poseía cierto porvenir literario hasta que...
Ingresé al tugurio bajo la tutela del nefando ese que me convirtió en lo que ahora soy, "una blogera desmemoriada y taruga que confunde a unos con otros que no son los mismos ni son iguales..."
P.D.
Bandala y Señor Chiquito:
Estoy preparando mis estrellas ninjas, sin contar las puntas de mis afiladísimos tacones. Ellos están a la espera de sus instrucciones para el ataque.
P.D.
Polo y Pável ya están informados, ellos se sumarán a la denuncia blogera.
LOVESPITLOVE: jajajaja, sí, tal vez, pero pus si al menos hubiese sido bueno este taller... pero no.
LIDIA: no no, o sea, fui al taller cuando salí de la escuela monjil, es decir: en el cch. Ash y sí, seguro estos compas sí tenían lana, principalmente Julián Tortillas; de hecho se rumora que su abuelita le compró una isla para fumar mota y hacer una comuna.
HERMES: sí, en retrospectiva veo todo eso con humor, pero en aquellos momentos no me la pasaba muy bien.
PATRULLA: oh si, su ensayo, este este este ¿leyó lo de Bobby Larios? Ah y Julián Tortillas, ahhhh, Julián Tortillas, ese hombre etéreo. ¿Por lo menos tuvo usted la fortuna de darle un besito? Es que yo me quedé con las ganas.
LA MENTIROSA: jajajajajajajajajaja, su poema me hizo reír a montones, gracias por compartirlo aquí, sería divertido que todos los hiciéramos un día. Y bueno, por lo menos su profesor de poesía está dable.
BANDALA: sí, lo chido de ese taller es que nos salimos, nos encontramos y ahora sabemos cómo no debe ser un taller.
EGOÍSTA: jajajajajajajaja, pobres hombres, ya están como unos ñores que son mis colegas y como que me quieren aleccionar e impresionar.
FGIUCICH: esos recuerdos más bien son entre divertidos y culposos. Saludos.
CUERO: gracias por compartir ese relato. Y un abrazo rete juerte.
SEÑOR CHIQUITO: te clavaste en la textura, mano.
1- no mames, claro que no. Te recuerdo perfectamente peinado y con camisa. De hecho me acuerdo cuando los del taller me dijeron "ah sí, Eduardo alias el Sr. Chiquito o Benito Bodoque." El único momento de la vida en que te vi de negro y "desaliñado" fue tras la huelga. Liliana tenía unas botas Dr. Martin verdes, tú unas azules y yo unas de charol amarillo. Y con juanga bailamos como rusos en casa de mis abuelos, inolvidable.
2- Mientras yo estuve, nunca llevaste alcohol al taller. Y nunca te vi borracho. En cambio sí vi borracho a Leonardo, a Leopoldo y a mí misma (por primera vez en la vida, justo en casa de Gerardo.)
3- Ah eso sí no sé, porque Bandala estuvo antes que yo entrara al CCH. Yo la conocí el año pasado.
4- ¡No! Pobre Pablo Milanés. Gerardo más bien parece marmota con peluca.
5- Jajajajajajajajajajaja, yo sí me acuerdo desa historia, pero de todos modos iré a tu blog.
6- No lo niego, yo era una quinceañera. Julián Tortillas, Polo, Camanas, Leonardo y tú me llevan como cuatro años, pero Paty y Liliana no tantos.
7- ¡Ninguna! Todas estábamos enamoradas de ese hombre mamón, pero etéreo y hermoso. Una ve´z Leopoldo me llamó por teléfono y dijo "soñé que andabas con Julián, nunca me he desmayado, pero en el sueño supe lo que se siente."
8- Oye, no hables en pretérito de mis sueños, todavía tengo y ya no son tan wannabe. Efectivamente no eras un jipi de bolsillo, pero eras bieeeeeen clavel. Prefiero a los neojipis que a los oscuros (lo digo por Ivonne, no por ti.)
9- Yo no aprendí nada. Nunca entendí por qué Gerardo me decía que no escribiera palabras largas, ni usara el "tan."
10- Jajajaja, sí Héctor, fue un buen detalle de tu parte, me dijiste "hum, aveces son un poco pesados, pero no tespantes." En esos años a Pavel lo vi sólo una vez; siempre ha sido buenondero conmigo.
11- Juliancito tiene derecho a aparentar lo que quiera (incluso que es gay, aunque no es gay ¿verdad?) Nunca supe el contexto de esa frase.
Plus: weeee, eras mi mejor amigo del taller smuack smuack.
EGRESADOS DEL TALLER GERARDIANO ¡UNÍOS! UNÍOS CONTRA EL MACHISTA CARA DE MARMOTA CON RULOS, ESTAFADOR DE PACOTILLA, QUIEN A MÁS DE ULTRAJAR AL SEÑOR CHIQUITO, AMENAZÓ CON LLEVARLO TRAS LAS REJAS. UNÍOS CONTRA EL PEDANTE QUE OS LLEVÓ A PRESENTACIONES DE LIBROS QUE NI ÉL LEÍA, QUE OS QUISO ALECCIONAR POR EL PURO AFÁN DE ALARDE. UNÍOS COMPAÑERAS CONTRA EL GAVILÁN POLLERO, QUE VIÉNDONOS JÓVENES Y TARUGAS NOS HIZO PROPUESTAS DE POCO DECORO, AL TIEMPO QUE AFIRMABA NUESTRO NULO TALENTO EN MENESTERES LITERARIOS. UNÍOS AL ESCUADRÓN ANTIGERARDIANO
¡PUM BANG PUNCH!
P.D- YA TENEMOS KARATEKA, BOXEADORA, FLORETISTA Y UNA MUJER CON TACONES PELIGROSOS. SOLICITAMOS ALGÚN LUCHADOR.
Querida Livi:
Yo estuve desde el primer día en ese tugurio proto-literario. En esa época todos pensábamos que la divagación sin sentido era lo más similar a la literatura en nuestra vida. Todo ese tiempo es muy nostálgico, no por el corruptor de vocaciones que dirigía el taller, sino por los amigos que estuvieron y que ahora es difícil de ver. Te prometo abandonar mis ínfulas academiconas para hacer una historia de ese taller. ¡Se me hace tan extraño que alguien lo extrañe! Pero creo que es así, porque como lo veíamos con los ojos de la ingenuidad, es como una deformación. Te confieso que durante años luché contra las ideas que me quisieron inocular en la cabeza. te debo un relato, una lista de compañeros y de sus destinos. ¿Tú crees que haya salido de ahí una generación? Si es así, me daría mucho gusto pues no serían años tirados a la basura. Yo te prometo, pues, un recuerdo largo de ese sitio, pero tenemos que intercambiar recuerdos com en un círculo de autoayuda,
saludos,
Pável.
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