HISTORIA DE LAS TRES TÍAS NABORITAS
Yo tengo tres tías Tapia, que me llevan entre once y quince años. Ellas han sido como mis mamases; pero me han alcahueteado como jamás haría una madre. En mi infancia, tía Plecus me llamaba para decir “el domingo pasarán La mancha voraz, así que pide permiso para quedarte acá.” En mis años preescolares la acompañé al CCH; luego, cuando entró en la Facultad de Medicina, yo la ayudaba a estudiar; incluso cuentan que una noche, aunque dormíamos, ella me hacía preguntas de lo que habíamos estudiado y yo contestaba. Por cierto, me invitó a asistir a una autopsia, pero naturalmente mis papás no me dieron permiso. Para alcahuetas, mi tía Globo, pues cuando yo era puberta me sirvió cinco toritos en una fiesta familiar. Jugábamos guerritas de sapos, veíamos películas que fueron pirateadas en funciones de cine, y hacíamos definiciones de cada integrante familiar. Aún extraño aquello.
Qué decir de mi tía Cleclé, también conocida como la Dos Dos Dimetil Pentano. Una vez me llevó a Chapultepec; para volver a casa teníamos que pasar junto a un King Kong que me dio mucho miedo, así que me puse a llorar; entonces ella me sobornó con un helado, pues era experta en comprarme dulces y comida chatarra; ejemplo: años después me invitó un jocho, pero yo no acepté porque las salchichas tenían un color verdoso. Además, me llevó a la hemeroteca, al museo Nacional de Antropología, a patinar en el circuito universitario; hasta se formó dos horas conmigo en la feria, con el fin de subirnos al ratón loco; pero nelpas, yo no tenía la estatura suficiente para abordar el juego, y ahí tienen a la tía diciendo al operador “ándele, no sea malo, yo la agarro fuerte.” Mi tía Cleclé me contó varias historias prehispánicas, y me narró El príncipe feliz y El fantasma de Canterville; ése fue mi primer acercamiento a Wilde, quien aún es uno de mis escritores favoritos.
Muchas gracias a mis tres tías Naboritas. Y como diría Gordolfo Gelatino: ¡A-i!

Etiquetas: anecdotario, Los Tapia, viejos tiempos.