"MUJERES ASESINAS." UNA ESTÉTICA DE LA VIOLENCIA FEMENINA.
Los motivos varían: algunas mujeres matan debido a algún trastorno, fanatismo, celos, venganza. Sin embargo, la mayoría de los casos comparte una circunstancia: ellas fueron maltratadas. Al final, en todos, absolutamente todos los capítulos, la asesina levanta la vista, orgullosa, al mismo tiempo que suena una música viva y fuerte, como un himno, que eleva, casi a diva, a la mujer asesina. De este modo, se imprime un carácter positivo en su acto. No falta quien sostiene que dichos asesinatos son justos, en la medida que se trata de acciones que compensan el maltrato que sufrieron las protagonistas. Lo que hay detrás de tal idea es la identificación de la justicia con la Ley del Talión.
Habría que preguntarnos si, efectivamente, este programa es una reivindicación del sexo femenino. Personalmente, estoy segura de que no. Un cirujano plástico utiliza a una mujer y ella le destroza la cara con ácido; un hijo de la chingada apuesta su casa a cambio de sexo con tres hermanas, pierde la apuesta, pero no lo acepta, entonces, ellas lo matan a golpes y cuchilladas. Un hombre hostiga a una inquilina y ella, literalmente, lo cocina en tamales. En el fondo, la serie muestra que las mujeres somos capaces de hacer cosas iguales o peores que las que hemos sufrido. Esto me recuerda aquella película, The witches of Eastwick, que debió llamarse The bitches of Eastwick, donde las tres protagonistas (interpretadas por Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer) hacen sufrir al diablo y lo vencen, en otras palabras: las mujeres somos peores que el diablo.
La auténtica reivindicación de nuestro género consiste en no permitir ser violentadas, ni ejercer la violencia contra otros. Sólo así nos distinguiremos de aquello que repudiamos.

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