Hace algunos meses Carmelupe me invitó a Tajín. Para ser honesta, no sentí encanto ni identificación con aquellas “raíces,” es más: nunca he sentido que el mundo prehispánico me constituye. ¿O qué, pretenden que mienta para parecer una persona sensata? ¿O acaso para estar ad hoc con la moda prehispanicoide en la Facultad? Total que mientras Carmelupe y yo caminábamos entre pirámides, pensé: mi identidad está constituida en parte por lo prehispánico y latinoamericano, en parte por lo europeo y aunque me pese: también por lo gringo; he crecido con discursos de esos mundos, yo soy una mezcla de ellos; no obstante permanezco impasible frente a un edificio prehispánico, al tiempo que deseo (afanosamente) conocer las catedrales y castillos europeos.
Me intrigan los motivos de tal tendencia eurocéntrica. Quizá se debe a que mi mediano conocimiento del mundo prehispánico proviene de algunos libros de historia, es decir se trata de un acercamiento teórico. En cambio, he leído muchos cuentos, he escuchado relatos, he visto montones de películas (chafas algunas, decentes otras) sobre castillos habitados por reyes, princesas, juglares, fantasmas; todo esto constituye un acercamiento constante y principalmente vivencial, y quizá por ello es más determinante que los acercamientos teóricos. A saber.
Etiquetas: eurocentrismo, problemas de identidad
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on viernes, marzo 07, 2008 at 10:13:00 a.m..
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13 Comments:
es bien curioso, tenía este mismo pensamiento hasta antes de estar frente a los castillos y ciudades europeas, creo que todo el aire mítico que describes es muy latinoamericano, creo que ningún alemán que haya conocido con todos sus castillos tienen esos sentimientos de misticismo, creo que después de algunos años me he dado cuenta que todas esas historias de "la planchada" y "la llorona" solo podrían darse en una tierra como méxico, igual y somos tan irrealmente surrealistas que ya damos por sentado que en todo el mundo es así, es bonito darse cuenta que existen cosas muy valoradas en nuestra propia identidad que no te das cuenta hasta que te pones en la piel de los que te miran, o será que talvez estando en esta piel ahora idealizo lo que antes tenía?
LOVESPITLOVE: yo no estoy negando mi identidad latinoamericana (¿qué pachóoooo?), y sé a muchos nos atrae el mundo de castillos como "lo otro," del mismo modo que los extranjeros sienten fascinación por México como "lo otro." Tampoco niego que hay cosas muy valoradas de nuestra identidad. Lo que dije es que en un nivel vivencial no siento una identificación con lo prehispánico; o sea: sé que nos constituye, sin embargo no me reconozco en ello de la misma manera que lo hago en otras manifestaciones de lo latinoamericano, o de lo europeo.
No no, si yo no estaba cuestionando su sentir querida Trompetista, si bien sabe que soy asidua lectora y fan de su blog, solo que cuando leí su entrada, me quedé de a 6 porque ha sido algo a lo que le he estado dando muchísimas vueltas, seguro no con el sentido que usted expone aqui, pero un poco con esa melancolía de no saber hasta donde uno pertenece a un sitio y hasta donde es la idealización de la distancia.
Querida LOVESPITLOVE, siéntase usté con plena libertad de cuestionar lo que escribí, para eso es; yo me cuestioné (me dije: a ver Livi qué pee) y sé que es en general un tema polémico. Tal vez entendí mal, pues pensé que usted pensó que no reconozco o valoro nuestra identidad; pero creo que estamos de acuerdo.
Buen día, madame. ¡Cuánto tiempo ha pasado!
Déjeme platicarle una sencilla anécdota apologética antes de soltar por aquí una palomilla de aquellas que otrora iban de su buzón al mío.
Verá uste, he llegado tan tarde hasta aquí por causa de mi mala fortuna: hace ya varios meses, en uno de mis habituales pastoreos metafísicos, mi capa se enredó en las ramas de un árbol suspendido en la cumbre de una montaña imposible a la que fui a dar por error. Mientras intentaba liberarme de aquella patética prisión mi bastón-fémur-de-jirafa se rompió en cuatro pedazos curvos y perdí el equilibrio, con lo cual tristemente fui a caer hasta el fondo de la cuestión y ahí quedé tendida, olvidada de mí misma y del mundo. Hace unas horas desperté y vine corriendo a ver los cambios que han ocurrido por aquí.
Le debo un atento comentario a este sugestivo post, pues en este momento no me creo capaz de hacer uno que disculpe mi larga ausencia.
Así que me despido por el momento, pero amenazo con volver pronto.
Fue un gusto volver a leerte, Livi. Te mando un fuerte abrazo. ;)
¿Y qué querías? ¿Desbordarte de gusto ante los monumentos del pasado prehispánico? ¿Así como hacen algunos gringos y europeos?
Sería difícil pensar que ante "lo que te constituye" sintieras admiración. Admiración se siente precisamente ante lo extraño, es lo que sienten los turistas.
¿Y entonces el no sentir "encanto" demuestra que te es familiar? Podría ser, pero la identificación plena lleva también sentirse completo y uno con el elemento con el que te identificas. Vives con él y en él. No eres un visitante sino un habitante.
¿Qué pasa entonces? No eres indígena, pero tampoco europea, hispana o anglosajona, así de fácil. Esto no racialmente ¿Y culturalmente? también una mezcla, ni pollo ni pescado.
¿Pensabas que por ir a Europa y sentirte admirada por los grandes palacios y castillos, los hayedos mágicos y demás podrías desmotrarte que estás constituida por ese elemento? Esa admiración demostraría más bien que es algo ajeno, quizá hasta idealizado.
La ruina esta llena de historias que no han sido todavía bien contadas, de acuerdo. Siendo estrictos para leer edificios mesoamericanos en ruinas hay que tener algo de arqueoastrónomo, aha, pero y en la mismita zona que visitaste ¿no te llegó al oido el sonido de la flauta de algún volador de Papantla? Suponiendo que tampoco eso te parezca determinante, ¿qué me dices de la vainilla que ahí se cultiva? ¿eso es también teoría?
Saludos terrícola:
¿Crisis de identidad? ¿Se nace con una? Yo creo que hay algo que traemos ya y que es inevitablemente condicionante. Pero creo que hay otra parte más rica por desarrollar, por moldear. Genotipo y fenotipo. Ambos constituyen lo que somos, en uno no participamos, en otro pareciera que no, pero participar en él es la libertad. Es una labor personal.
Comparto el anhelo por los castillos y las tierras féericas. Y creo que tienes razón, en la compleja elaboración (o reelaboración) de eso que llamamos identidad, influye sobremanera no sólo aquéllo que nutre el pensamiento o la experiencia, sino lo que alimenta la imaginación.
Hoy el noticiero televisa transmitió desde Palenque, Chiapas.
Eso qué? Pues Loret de Mola no estaba ahí. Eso y ya.
Yo digo que vengas a Yucatán y visitemos Uxmal después de fumar salvia o cualquier planta alucinógena para ver que sucede!
…ahs, ok, nomás café en sanborns.
FLECTERE: ¡madame! Señora de los pastoreos metafísicos, su presencia me pone de un feliz que válgame dios, como quien dice: ya me cargó el payaso. Me entusiasma saberla viva sonante, metafísica, virula y reptante. Sugiero una vuelta epistolar. Un abrazo.
ANÓNIMO1: ¿leyó una intención normativa? ¿Un "debería ser de otro modo"? No ¿vedá?
ANÓNIMO2: o no me expliqué, o no leyó o no comprendió.
LA ABEJA IGUANA: hablaba de la vivencia en un sentido mucho más profundo, incluso tal vez catártico, no me refería a meros datos sensoriales.
ITZEL: lo formulaste de un modo muy claro y bello.
GABY: ajá.
ROSÁNGELA: voto por la primera opción, ahhh, nocierto; mejor por la segunda.
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