MUNDO ONÍRICO Y LUCIDEZ
Mis experiencias oníricas más fascinantes han sido los "sueños lúcidos," es decir, cuando uno se da cuenta que está soñando y modifica el curso del sueño. Sólo he tenido tres experiencias de esta clase, pero les contaré las dos que más me gustaron. Primera: salí de ver a un maestro que estimaba mucho, un monje budista, creo; caminé por un sendero de hojas secas hasta un gran campo verde. Frente a mí había un cerro. Entonces pensé: "estoy soñando, puedo hacer lo que quiera," y como no se me ocurrió qué hacer, corrí. Segundo sueño: yo era una niña. Bajo las cobijas estábamos un cachorro blanco y yo. De nuevo pensé "puedo hacer lo que quiera," así que soplé sobre la cobija que me cubría en el sueño, con lo cual logré elevarla una y otra vez.
También me sorprenden las frases que durante el sueño se pueden construir. La semana pasada, por ejemplo, soñé unas palabras: "nuestro destino son los gusanos y la memoria." Ojalá quien dibuja y escribe fuese la misma que sueña, y no ésta de la vigilia.

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