CONOCIENDO A ROSÁNGELA
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Casi siempre pienso que la ciudad es un lugar feo, por eso lo transito presurosa y de malas. En cambio a ti , Rosángela, te gustaron los grandes edificios y las jardineras ondulantes de Reforma, el pajarito que dice la suerte, los cerros (olvido que no en todos lados se ven los cerros), los palos de lluvia, la ciudad vista desde el cielo, las jacarandas, los dulces de colores con envolturas transparentes que cuelgan en algunos puestos. Gracias por recordarme que todo eso se encuentra frente a mí, pues a veces olvido qué cosas ver y cómo verlas. Sobre todo: gracias por compartir las ideas tan humanas que tienes. Me siento contenta de haberte reconocido.
Mi mamá me acaba de informar que esos dulces colgantes se llaman "cachetadas."
Y agárrate yucateca que ahí te voy en verano (mejor dicho: ahí te vamos dos.)
Etiquetas: a felicidade, amigos
3 Comments:
Me encantan las cachetadas -de dulce- y las mordidas, esas si las carnales.
Muy sentido post, gracias por compartir.
besos blogosferos
A.
Creo que nosotros, los medoreadores de metropolis, tenemos una relacion amor odio con nuestras ciudades.
Por un lado esta la asifixia, los venenos y la impersonalidad. Por otro esta lo brillante, lo noctanbulo, lo grandioso, actividad, movimiento: musica, ruido. Hay tantas cosas para odiar como para amar.
En un principio mi motivación para ir al DF fue el concierto de Radiohead. Pero sería injusto decir que la mejor experiencia del viaje se limita a mi noche en el Foro Sol. Yo como te he expresado no tengo maneras de agradecerte que me hayas abierto las puertas de tu casa y que me dieras tu tiempo y atención.
También tengo mucho que agradecerle a Ana por ir a recoger a una desconocida hasta el aeropuerto, por aceptar pasearla en su auto y compartirle sus experiencias de vida citadinas y profesionales. De las pocas cosas que me arrepiento es de no haber tenido más tiempo para poder platicar con ambas.
Tengo que decir que tu ciudad es hermosa. Graciela dice que después de la decima vez deja de ser tan sorprendente. Yo no sé qué tan cierto sea eso, lo que si sé es que tu ciudad no logra entrar por los ojos, hay tanto que ver y se me escapan tantos detalles que siento pena por mi misma. A excepción del tráfico y la altura, tu ciudad está llena de música para la vista.
Y bueno Livi, no me extenderé más porque podría escribir y hablar por horas de lo genial que me parece tu ciudad. No hay necesidad de decir que en Mérida tienes tu casa (al igual que Ana) para venir cuando se les pegue la gana. Nada más avísenme con tiempo para que pueda planificar algunas cosas, y ya dejémonos de solemnidades que parecemos abuelitas y lo que nos sobra es juventud (bueno, al menos un poquito). Cuídate y estamos en contacto.
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