No es voluntario. Primero lo siento en los hombros, entonces los muevo uno arriba, el otro abajo, o hacia delante y atrás, según sea el ritmo. Después lo siento en la cadera, baja hacia las piernas, sube hacia los brazos y corre por los dedos. Según recuerdo, cuando era niña me chocaba que mis tías me sacaran a bailar, mejor dicho: que me arrastraran a bailar. No sé si ocurrió de golpe, con una rola, o si fue algo gradual. La cosa es que ahora no puedo dejar de moverme con la música feliz.
Creo que es bueno bailar porque se está contento o triste, solo, acompañado o nomàs porque sí. A mí me gusta bailar sola, para brincar a mis anchas al ritmo del hippy hippy shake, mmm bop ba duba dop, a-well-a bird bird bird b-bird's the word, pala paloma paloma pala paloma, yo! pump the jam pump it up pump it up, pipipí, ajotajó, wooly booly, mambo qué rico el mambo, who put the bump in the bompbopopbomp'a, y otras rolas que, por ser tan malas, harían llorar a la Sinfónica Nacional, pues el buen gusto excluye, pero el baile no.
Etiquetas: a felicidade
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on martes, febrero 16, 2010 at 8:58:00 p.m..
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5 Comments:
que buen post, me puso contenta en este día lluvioso y gris....
llorarás y llorarás, sin nadie que te consue-e-le....
:D
Ya ves tarde o temprano caerías en las garras del ritmo y contoneo lo traes en la sangre chaparrita no en valde nieta, hija y sobrina de quien eres verdad!
PIMIENTO ROSADO: "así te darás cuenta, que si te engañan due-ele" :)
TÍA CLECLÉ (ya me dijeron que eres tú): sí, al parecer, por lo menos en esto, los genes Tapia vencieron a los Valenzuela. Un abrazo.
Que te digo Livi!! Amos a bailar until the dawn settles!!!! n_n
Síiiiiiii
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