DE LA RESISTENCIA UNIVERSITARIA A LA ETAPA POSTUNIVERSITARIA
Una vez, alguien me dijo que debería hacerse una tesis sobre la resistencia a terminar la tesis de licenciatura. Quien haya sido tenía toda la razón. Yo me tardé bastante, y conozco montones de personas que también lo han hecho. Hay toda clase de pretextos para abandonar la tesis: “estoy dejando madurar ciertas ideas”, “mi trabajo no me deja mucho tiempo para escribir”, “quizá si tuviera un trabajo, podría establecer un horario para hacer la tesis”, “no tengo la mente lúcida, mejor mañana me aplico”, y ese mañana puede postergarse tanto que cuando uno por fin se aplica, ya tiene la edad de Matusalén. No sé a los demás, pero a mí me angustiaba sentarme a escribir; a veces, al redactar un párrafo, imaginaba que mis sinodales ficticios (aún no elegía a los reales) lo leían con un gesto negativo, como diciendo: “qué poco domina el tema esta muchacha“.
Total que terminé la tesis y en mi examen profesional me fue muy bien. Y es hasta ahora, cuando comienzo a comprender por qué me resistía tanto a eso de la titulación. Les cuento: mientras estaba en la universidad, pensaba: “cuando salga haré esto y aquello”. Ahora ya estoy afuera, o sea: es el momento de hacer esto, aquello o algo distinto. Se acercan algunos familiares, me dicen: “busca un trabajo estable, pide un préstamo, compra un coche y una casa (es curioso cómo la presión familiar, en nombre de mi bienestar, me genera una gran dosis de infelicidad.)” Vienen los amigos: “corre hacia el doctorado”, “fundemos una editorial”, “¿por qué no entras a una ONG”, “ “podrías ser redactora publicitaria”, “la docencia es lo tuyo,” “vende herbalife.” Y yo me quedo varada por no saber hacia dónde andar.
Sartre no se equivocó al afirmar que la libertad produce una gran angustia; porque a final de cuentas, ni la familia, ni los amigos, ni la sociedad deciden por uno; estamos condenados a ser libres, a elegir. Pero la libertad es también una experiencia feliz. Mientras estoy cual Cuba en el Período Especial, en los últimos días pienso, como si fuera algo nuevo, que ésta soy yo, que tengo opciones, que no estoy obligada a hacer lo que otros hacen o esperan que haga. Quiero leer sobre astronomía, filosofía e historia. Quiero escribir un cuento que se llame La ropavejera. Quiero ahorrar. Quiero monificar a Paquita la del barrio con su vestido brilloso. Quiero hacer una maestría relacionada con política. Quiero que mi vida no sea sólo contemplativa. Y querer todo esto me alegra, porque lo quiero yo.
Total que terminé la tesis y en mi examen profesional me fue muy bien. Y es hasta ahora, cuando comienzo a comprender por qué me resistía tanto a eso de la titulación. Les cuento: mientras estaba en la universidad, pensaba: “cuando salga haré esto y aquello”. Ahora ya estoy afuera, o sea: es el momento de hacer esto, aquello o algo distinto. Se acercan algunos familiares, me dicen: “busca un trabajo estable, pide un préstamo, compra un coche y una casa (es curioso cómo la presión familiar, en nombre de mi bienestar, me genera una gran dosis de infelicidad.)” Vienen los amigos: “corre hacia el doctorado”, “fundemos una editorial”, “¿por qué no entras a una ONG”, “ “podrías ser redactora publicitaria”, “la docencia es lo tuyo,” “vende herbalife.” Y yo me quedo varada por no saber hacia dónde andar.
Sartre no se equivocó al afirmar que la libertad produce una gran angustia; porque a final de cuentas, ni la familia, ni los amigos, ni la sociedad deciden por uno; estamos condenados a ser libres, a elegir. Pero la libertad es también una experiencia feliz. Mientras estoy cual Cuba en el Período Especial, en los últimos días pienso, como si fuera algo nuevo, que ésta soy yo, que tengo opciones, que no estoy obligada a hacer lo que otros hacen o esperan que haga. Quiero leer sobre astronomía, filosofía e historia. Quiero escribir un cuento que se llame La ropavejera. Quiero ahorrar. Quiero monificar a Paquita la del barrio con su vestido brilloso. Quiero hacer una maestría relacionada con política. Quiero que mi vida no sea sólo contemplativa. Y querer todo esto me alegra, porque lo quiero yo.
Etiquetas: decisiones sabias, El tiempo pasaaa y nos vamos poniendo viejos..., Filosofía con sabor
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on lunes, noviembre 15, 2010 at 1:22:00 a.m..
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9 Comments:
Estás en la etapra refractaria postitulación =), mejor dicho, la etapa de latencia...
Tienes mucha razón, la angustia surge en el momento en que la libertad se te muestra como aquello frente a lo cual no puedes decir "después"... esto se siente feo. Pero esta misma angustia te puso en el mood de escribir esto y te pondrá a vestir a Paquita de brillitos, te hará crear La ropavejera y te llevará a encontrar un trabajo... sólo es cuestión de tiempo.
Saludos Livi
uf, te comprendo con eso de la presión social-familiar, y casi parece que escuché algunas sugerencias que me han hecho cuando te leí, sobre todo eso de la docencia.
Muy chingones tus planes, los míos incluyen diseñar tatuajes, hacer otra licenciatura [con tema social/político/antropológico], publicar muchos cuentos cortos y consolidarme como perpetua vacacionista con exploraciones [económicas] a cada centro botanero ☺
*lagrimita*
(me hacía falta leer esas palabras. Gracias)
Mr. McGuire: I want to say one word to you. Just one word.
Benjamin: Yes, sir.
Mr. McGuire: Are you listening?
Benjamin: Yes, I am.
Mr. McGuire: Plastics.
Benjamin: Exactly how do you mean?
Mr. McGuire: There's a great future in plastics. Think about it. Will you think about it?
De la película El graduado. Según el American Film Institute, la frase ocupa el sitio 42 entre las más famosas del cine norteamericano (ahí con "ET phone home" y "Toto, I've got a feeling we're not in Kansas anymore". Para qué veas que no estás sola.
Escribió Cioran:
Cuando debemos tomar una decisión crucial, es extremadamente peligroso consultar a alguien más, ya que nadie, a excepción de unas cuantas almas descarriadas, desea con sinceridad nuestro bien.
Y además, en buena compañía: tú misma.
Lo quieres tú; bueno, lo que quieras tú lo querremos nosotros porque, pues así... queremos.
Sólo aplausos. Me encanta que seas tú porque a tú te quiero mucho ;). Ya casi se acaba el semestre para que podemos ir por un cafecito.
Ya te dije mi livi... ¡el futuro está en las cafeterías Santa Clara! jajajaja..
Nada morra, chido por los planes, nomás no dejes que se queden ahí... ¡a echarle mano!
Y ya sabes que acá estamos para echar un buen café para hablar de Revueltas y revueltas :)
PD: POr eso no estudio jejejejeje
No se te ocurra, ni por las tapas, seguir todos los consejos (no olvides que ellos son dados para no ser escuchados) y sigue tu propio camino que, bueno o malo, será definitivamente el que te dicte esa famosa libertad a la cual mucho le tenemos miedo. Suerte y abrazos.
ICIKAS:¡así es! Ese momento es duro. Pero ¿sabes? Encontré un trabajo, ya casi termino a Paquita y escribiré ese cuento. Un abrazo.
ESQUINA TIJUANA: sí, parece que casi todos tenemos familias que presionan, unas más que otras; pero no hay algo más feliz que caminar hacia donde queremos, sea una maestría, un proyecto independiente, un viaje... Suerte con tus planes.
ESPONJITA: si el post te dijo algo: enhorabuena para ambas :)
EL CUERO CABEZUDO: como siempre: gracias por su apoyo y sus citas ad hoc.
LIDIA: Y mí a tú te quiere mucho también. Síiii, caféeee, aunque ahora sólo tengo libres los fines de semana.
LUPE REVUELTAS: jajajajaja, no, mi futuro de cuando hablamos(lo que ahora es mi presente) estuvo en una empresa de publicidad farmacéutica, especializada en productos éticos (¿?).
En cuanto a los planes: tienes toda la razón, ¡a darle! Un abachooooo.
FGIUCICH: te creo. Estos meses, ha sido tan difícil como feliz para mí (acostumbrada a hacer encuestas sobre lo que debo hacer)el decir: "chitón, ésta es mi vida."
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