Mis apás no me dejarán mentir: desde que era mujer de cero metros, he tenido un carácter que jajijos. A pesar de esto, dejo claro que no me resigno a ser un hígado encebollado. Antes bien, cuando estoy enfurruñada, hago grandes esfuerzos de contención, canalización y cordialidad, para no dejar un mal sabor de alma a quienes me rodean. Pero ¿saben qué? Hoy me siento harta de mis intenciones de buen comportamiento. Así que con un fin catártico, liberador, mañana me pondré mis botas malignas, saldré a la calle, les robaré a los niños sus paletas, discutiré con mis vecinos, le sacaré la lengua a las viejitas, molestaré al conductor del metrobús, y a la menor provocación escupiré las mejores frases de villanos.
Etiquetas: gustos malsanos, personajes, problemas de identidad
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on lunes, septiembre 28, 2009 at 11:15:00 p.m..
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6 Comments:
Jajajaja... siii! Y luego levantas la ceja tipo La Doña cuando los hombres te vean pasar...
¡Te apoyo!
¿Y realmente lo haces? Muchos de tus posts están en futuro. Sólo llamó mi atención. Saludos a la trompetista.
Y si te alcanza el tiempo, un buen piquete de ojos no vendría mal. Abrazos.
Hola, te invito a que visites mi blog
JOYITA: me encanta que siempre me apoyas, como la vez que dije que cuando tenga coche gritaré piropos desde la ventana y tú te agregaste al proyecto ¿te acuerdas? Ya voy a sacar mi licencia, jajajaja.
PEQUEÑO BASILISCO: en este caso no; afortunadamente, al escribir se puede explorar el terreno de los deseos, la fantasía y lo posible.
FGIUCICH: ¡eso!
ANÓNIMO FERNÁNDEZ: hecho.
Arrrrrrrrrrrooooooooooooooozzzzzzzzzzzz!!!
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