A Sirena. Porque me quiere a pesar de que no hago las tareas que me encomienda. Hay deshoras en las que no me place dormir ni leer. Enciendo entonces la televisión.
La otra noche vi un anuncio ¡señor producto! Favorece la circulación sanguínea, la grasa reduce, mejora el trabajo de los órganos internos, los músculos distiende y tersa deja la tez, inmaculada. Una señora dijo desde que lo usé me siento de un relajada que no sabe usted. Imagen: misma señora dentro de la cosa. Un poco de vapor y de su cuerpo sólo la cabeza asoma, qué placentero parece estar ahí. Siguiente imagen: ella en flor de loto, qué renovada se ve. Aquello es como una casa de campaña, dentro de la cual otro objeto emana calientes y aromáticos vapores. A menudo no se puede viajar, ya porque se trabaja sin descanso, ya porque uno anda roto, ya por ambas. Pero ahí tenemos nuestro
temazcal media estrella, apto para colocar en la sala y estar dentro con los ojos cerrados, al tiempo que se escucha una grabación de sonidos de la naturaleza. Cuán triste y cuán hilarante, me recuerda a Manolito vacacionando en su lavadero.
Por un instante quise llamar para pedir mi temaspá. Lo mismo ocurrió cuando vi el comercial de
calippo we’re young, we’re free decía la canción. Objetos cualesquiera se venden como extraordinarios. Se anuncian cacerolas que cocinan solas, como solo se exprime el trapeador amarillo; y se habla de mangueras que dobladas caben dentro de una lapicera, aparatos que modelan la figura sin que uno mueva un dedo, máquinas que quitan la pelusa de la ropa y los enfadosos vellos de la oreja, cuchillos con tipos de corte infinitos, aparatos que ejercitan varios músculos a la vez, de modo que al usarlo tres minutos diarios, queda uno cual protagonista de Bay watch. En ocasiones, corta es la línea que va de la publicidad a la cabeza.
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on viernes, marzo 23, 2007 at 5:06:00 p.m..
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10 Comments:
Querida Livi... ¿cómo lo dudas?
Y de los comerciales... el otro día escuchaba a Leonardo Boff dando una conferencia y él hablaba de la familia unida sentada a la mesa (hablaba del mundo que queremos construir). Yo, de pronto imaginé una familia de papá, mamá e hijos y se me cruzó un comercial de coca-cola... es increíble como una mancha negra puede dañar una imagen tan linda ¿no es así?
No olvidemos, dentro del vasto mundo de los infomerciales aquella maravilla mistica-mágica y musical que tenia a bien llamarse "la cruz de los siete metales" la cual venia con su instructivo secreto para "activarla" y asi proteger al portador de las malas intenciones y demás ambiguedades cósmicas.
los mejores son los cuchillos Jitzu, o cómo se llamen, cortan hasta metal, han de ser bien efectivos para los momentos suicidas.
desde que me quedé sin tele, un gran placer para mí es pasar los fines de semana en casa de mi madre, toda la noche, repartiendo mi tiempo entre "los locos adams" y algunos informerciales...
Y yo, en un ataque de esperanza, estuve a punto de comprar el amuleto de los siete machos... digo, nomás para probar.
la máchica esponja
Uy... hace un buen de tiempo que no veo infomerciales (vaya, ni siquiera vi la famosa caida de aquel incauto peatón al que se le acabó primero el puente que la confianza).
Pero recuerdo que la única vez que tuve un rapto similar al que describe fue con un curso de kick boxing que le venía incluyendo un maniquí golpeable. Después de un día de estrés urbano, francamente me parece más terapeutico emprenderla a catorrazos con el monigote en cuestión, aunque no le niego su virtud relajante y tranquilizante al temazcal portatil, ni los usos prácticos y radicales a los célebres cuchillos nin jitsu.
Muchos abrazos.
Más de un visitante asiduo a este sitio (¿verdad, esponjita?) reconocerá la autoría de esta frase:
Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos.
¿Hay infomerciales que vendan amigos? Algo así... Los servicios 1-900...
La amistad real es cara, valiosa; y los que la creen gratuita, que mejor marquen 1-900... Ahí lo único que invertirán será dinero.
Amistosos saludos.
Fíjate cómo los güeritos sabrozones tienen acné, salen en los comerciales de Asepxia.
Mi trompetista:
Mi favorito es aquel, donde una voz como del más allá, con cierto tono de indignación se pregunta a sí mismo y al espectador, la alucinante pregunta de:
¿Está cansado de ir horas al gimnasio y subir de peso?
PD. Alguien me puede explicar cómo le hace uno para pasar horas en los humillantes y malditos aerobics y ganar llantitas.
PERO, el mejor de todos ( tal vés a nivel mundial):
Su marido trabaja en una oficina de contabilidaaaa, y una rubia trabaja con él, pues puede que se lo estén sonsacandooooo...
¡Qué Dios bendiga a Madame Sasú!
SIRENA: sí, tienes mucha razón. A mí me pasa algo similar. A veces escucho viejas canciones de anuncios que aún se transmiten, y zaz, me acuerdo de mi infancia, de mi familia, de muchas cosas. Es que esas asociones no son a voluntad.
PROMETEO: jajajajajajajajajajajaja ¿en verdad hay tal cosa?
LIDIA: sí, esos cuchillos cortan hasta acero. ¿Y para qué querría uno cortar acero? Nono, mejor no pregunto, no vaya a ser la de malas y un día necesite hacerlo y me lamente de no tener mi cuchillo Jitsu.
ESPONJITA: lo hubiera comprado y luego me lo revendía.
BANDALA: claro que al final del día debe ser relajante agarrar a catorrazos a un maniquí, pero compañera, no pague, construyamos un monigote afelpado con cara de pianista (chiste local.)
CUERO: sí, qué horror que se pretenda negociar con la amistad. Al rato se anunciarán esposas extranjeras para importación, un momento, eso ya existe.
GABY: es que los güeritos sabrosones están en todas partes: programas, anuncios, películas ñoñas, películas XXX (me han contado), noticiarios, etc.
PATRICIA: jajajajajaja ¿el primero es el de pastillas Dalai? Porque ése es buenísimo ¿recuerdas? Al final está un señor dentro de la cama, el Dalai le toca el hombro y se escucha algo así como un susurro "Dalaaaaai."
El otro anuncio que mencionas también es la onda. En el último instante la adivina está a punto de revelar el nombre de la amante "Ella se llama... ¡Llama a Madame Sasú."
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