Y que me dice mi mamá vamos y que le digo ora pues y que decimos no dice dice eso de ir a lugares pipirisnáis no es lo de hoy y que vamos a la Lagunilla, íñor. Hace tiempo me hacían llorar el aroma del aserrín y del barniz. La causa no era el picor en la nariz, sino la memoria de un novio mío de nombre Juan, con quien lijé, barnicé, medí, cepillé la madera y hasta bailé perfume de gardenias. Ya no lloro, nomás me acuerdo.
En fin, la cosa es que la mamá y yo andábamos muy contentas, sin decidir qué llevar. De pronto ella apuntó con el índice hacia un mueble y dijo ése es el que más me gusta. Salió un muchacho. Creo que lijaba. Dio el precio. Qué movimientos rápidos y nerviosos, como las antenas de un insecto. Bajó el precio. Qué vivo. Mostró ése y otros muebles, así como sus propiedades y ventajas. Qué ojos tan grandes. Arroz. Nos lo llevamos, dijo mi madre. Al muchacho pensé yo. No supe su nombre. Como dijo don Chofilito: ni lo sabré.

Queridos santos reyes, quiero que me traigan uno así (pero con pelo, que parezca australopithecus.) Ya saben, que cargue cosas, que me cargue a mí, que fume, que eructe, que me diga véngase p’aca trompuda, que beba como un vikingo o sea sin emborracharse, que guiñe el ojo, que huela a hombre y ya que he comenzado esta oda a lo guarro, avergonzada de mis gustos malsanos confieso que lo que pide mi corazón, es un novio que baile reggaetton.

Excepciones las hay, pero hablemos de los rasgos típicos del gremio. La verdad es que en general los filósofos y aficionados se las dan, como quien dice, de muy acá. A sí mismos se piensan en relación con lo sublime, lo exquisito. Yo a sus mercedes les digo: no se dejen engañar, ésa es fanfarronería pura. No crean que la vocación filosófica nace de una peculiar sensibilidad o de un intelecto elevado, no señores. Todo comenzó con los presocráticos, que en su infancia y mocedad mostraron una anomalía fatídica: dos pies izquierdos en un mismo cuerpo; este defecto los obligó a permanecer sentados en las fiestas familiares, que fueron muchas, dicho sea de paso.
La historia se repitió con los medievales, los renacentistas, los modernos y los posmopensadores A ver, a ver, yo los exhorto a que muestren lo contrario, mediante un retrato de Descartes, de Kant, de Heidegger, o de cualquier otro maestro cadereando en cadencioso ritmo. La pregunta es qué hacían estos pobres hombres en medio de su arritmia filosófica, he ahí el busilis del asunto: apoltronados pasaron del aburrimiento a entretenerse con preguntas estrafalarias. Mientras los celebrantes se pisaban los juanetes y reían y gozaban y azúcar, los filósofos odiaron sus pieses maltrechos y torpes y pensaron que la vida sería más llevadera sin cuerpo ni pasiones, o simplemente se preguntaron si el devenir esto, si la universalidad l’otro, si la validez de los juicios, la eficacia de los medios, el ser y la nada, lo bello y la náusea y todo aquello.
En fin que tal es el verdadero y vergonzoso origen de la vocación filosófica. Como consideración final de esta rigurosa disertación, cabe añadir que a ellos, los canónicos occidentales se les perdona el apoltrone por lo mismo, por ingleses, teutones o franchutes; no hay que pedir peras al olmo, como el dicho dice. Pero no hay razón que valga para que los filósofos y aficionados latinos pasen los jolgorios con las posaderas puestas en una superficie, eso no es arritmia filosófica, es desidia, pesadez, falta de voluntad y de consideración al prójimo, que las fiestas no se hicieron para conversar, a conversar a los cafeses, que las fiestas son por definición para zarandearse y huarachar.

Entre los días felices recuerdo los seises de enero. Levantarse, romper envolturas, encontrar lo pedido más el bonus sorpresivo, tocar el timbre de los vecinos para saber qué habían recibido y salir todos a estrenar avalancha, bicicleta, máquina de raspados o esos patines con ruedas en línea que eran la novedad, la onda, con los cuales cada una de nosotras sentía que era la Nancy Kerrigan del asfalto.

Un abrazo general. Felices fiestas.

*PACHAWAO/UYUYUY. Descripción: ambos son suaves y tersos, ideales para la damita. El primero tiene barbas locas y también sirve de hamaca para un hurón. El segundo tiene adornos que parecen frutilupes, favoritos de las señoras y las chicas retro.$80.

*BUFANDAS FEROCES (CUYA PERCHA ES LA SOCIA Y MANA Y MANA SÓLO HAY UNA). Descripción: ideales para el niño y la niña, le manejamos el modelo de jirafa, pato, rana y león. $90.

*LOS PIGMENTOS QUE TODOS QUIEREN. Descripción: pigmentos en tonos parecidos. Hay azul, rosa, café, gris. En mi humilde opinión son las más chidas. $100

*PIGMENTOS COLOR ROSA PURPÚREO Y LILOSO (CUYA PERCHA SOY YO, CUAL FRIDA VIENDO EN LONTANANZA)

* TRENZA ARRASADORA Descripción: suavecita y caliente como una cumbia. Es la más pedida, chicas y doñas se las arrebatan. También tenemos el modelo en color lila. $120

* CONJUNTO. Descripción: bufanda y gorro. Varios colores. $150

Punto del asunto.

Pablo opina que planeo demasiado las cosas. Por ejemplo, cuando organicé el no muy concurrido Tlayafest, reservé habitaciones con tres semanas de anticipación. Diseñé además un horario para ese fin de semana. De ocho a nueve de la mañana practicaríamos un poco de yoga, de nueve a diez trotaríamos en el jardín del hotel, de diez a once votaríamos en qué puesto de fritangas almorzar, de once a doce abriríamos nuestros corazones al tiempo que nos untaríamos aceite de coco, de doce a dos nos echaríamos un chapuzón y así asigné una hora para otras actividades como búsqueda de fuegos fatuos, tabla gimnástica, visita a las pinturas rupestres, lectura de leyendas locales y brindis nocturno.
El Tlayafest devino Cocoyofest y aunque la pasamos chido, nada salió según el proyecto; entre otras causas debido a un diluvio. Apuesto que si uno hace recuento de sus planes, concluirá que en la mayor parte de ellos las cosas resultaron al revés. De hecho, investigadores japoneses pretenden comprobar la tesis siguiente: los resultados de un plan son proporcionalmente inversos a la intensidad del deseo experimentado.
No sé a sus mercedes, pero al menos a mí, las mejores cosas que me han ocurrido son fruto de improvisaciones y/o insólitos azares, ya sabes, enamorarse cuando lo que se busca no es amor sino un kilo de berenjena, cinco clips o pomada de árnica para el chipote. Sorpresa. Hallar un billete dentro de un zapato, leerle una contraportada a Hugo Martin, conocer una persona fascinante en medio de una mala racha, ver una manta raya bajo el agua o encontrarse en día inesperado a alguien que uno aprecia y admira a montones y así, de pronto, recibir un abrazo de su parte.

Entre nosotros nos leemos porque tenemos conexión a la red en casa, o de perdida dinero para pagar un rato dentro de un cibercafé. No hemos vivido lo que es estar realmente jodidos; sin embargo, aunque hagamos que la virgen nos habla, la verdad es que no somos autistas; sabemos que en nuestro país hay abismales diferencias de clase, sabemos que los integrantes de la clase baja superan en número a los de la clase media, sabemos que no hay movimientos populares con oportunidad política de cambiar esta situación; ya porque fueron desarmados, o porque aun armados no tienen el número suficiente de adherentes para lograr sus fines, tales como el aumento de sueldo, la propiedad territorial, la destitución de un gobernante, etc.
Puesto que no parece haber oportunidad de grandes reformas en beneficio social, lo que nos queda -al parecer - es resistir frente a iniciativas que afecten aún más a las mayorías, que pretendan afianzar un modelo económico que agudice la diferencia de clases. El nuevo gobierno Federal abre el telón recortando el presupuesto a la educación pública, incluyendo por supuesto a la UNAM, que como sabemos, a gente de bajos recursos ha ofrecido no un adiestramiento técnico, sino una educación en el sentido lato de la palabra, una formación redonda, el acceso a becas, intercambios, bibliotecas, museos, teatros, etc.
Casualmente, el recorte presupuestal se anunció en estos momentos, cuando el teletón acapara la programación televisiva, cuando las campañas publicitarias bombardean con las ventas navideñas, cuando nosotros, los universitarios, nos encontramos fuera de clases y por ende, con dificultades para organizarnos y protestar. Pero ¿es eso lo que debemos hacer? ¿Una, dos, tres marchas, un mitin y la redacción de discursos panfletarios? Ni tales actos, ni rasgarnos las vestiduras, constituyen reacciones proporcionales a la gravedad del recorte presupuestal a la educación pública. Para vislumbrar el panorama educativo en México, los invito a leer la declaración de Raúl Padilla Orozco, presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados.
Muchos de los que visitan este espacio estudian en la UNAM, algunos vamos de salida, otros apenas comienzan la carrera, pero sea cual sea nuestra condición, pensemos en las generaciones que vienen y en su derecho a la educación. Esta es una invitación a pensar eficientes medidas de presión, para proponerlas y llevarlas a cabo, si no ahora, cuando volvamos a clase. No nos quedemos en la inconformidad silenciosa, pero tampoco en la crítica que permanece dentro de las fronteras teóricas.

Mi familia paterna es como la de Abraham, pero en versión costeña. Algunos lo saben a fuerza de oírme repetirlo: somos 38 primos hermanos. Podríamos formar un ejército aguadulceño. Digresión: mis amigos dicen que para hacer justicia al lugar, éste debería llamarse Agua Flamable o a Agua Mala. Dejo para otro día la tragicómica historia de los muertos junto al pozo. Hoy quiero contarles que vino una prima contemporánea, se llama Judith y nos parecemos. Los motivos de la visita fueron médicos. Nada de gravedad. Ella nunca había salido de Veracruz, de modo que cuando la subí al metro no sólo se mareó y se sintio confundida en las escaleras eléctricas, sino que me hizo muchas preguntas, por ejemplo si es necesario comprar un boleto para cada estación, o cómo distingo una de otra si son casi iguales o por qué la gente tiene tanta prisa.

Anduvimos de un lado a otro. Al final del día mi mamá y yo la acompañamos a comprar adornos navideños para llevar allá. Sé que Judith nunca había encontrado tantos y tan variados en un mismo lugar. Estaba encantada frente a las piñas doradas, cenefas, ángeles, nacimientos y esferas coloridas y espejeantes. De puro verla me contagié de contentura. Otros primos me mandaron un pequeño regalo y una carta, eso también me hizo el día. Los extraño pero sé que el próximo año iré allá donde el agua, la yagua, el cacao, los peces y ese fruto morado llamado caimito.

Les Luthiers. Acto en Banania.

Te escribo esta cartapost con mi alma invadida por el fervor patriota, ello debido a la recién acontecida toma de protesta por parte de Felipe Calderón, amorosamente designado con el apócope “Fecal.” Si acaso viste en algún medio informativo a los diputados y senadores empujarse entre sí y picarse los ojos, toma en cuenta que de ésas menudencias está hecha hasta la más sana vida política, por ello te invito a que como yo, pienses que ni las grescas del Congreso, ni los silbidos, ni las mantas, ni los gritos de “¡es-pu-rio, es-pu-rio!” Ni las cercas metálicas y militarizadas en las inmediaciones de la sede, ni los tres minutos en que hubo de permanecer adentro el actual presidente mexicano, nada de eso merma la paz celestial en que se llevó a cabo la ceremonia de transición presidencial.
Por algún extraño azar no se transmitió el momento en que Fecal ingresó al Palacio Legislativo, se rumora que fue introducido por un túnel subterráneo recientemente construido, aunque hay quienes afirman que descendió del techo sostenido por mecates. Cualquiera de los dos modos dan cuenta de una entrada triunfal, cuyo exotismo se decidió en virtud de la elegancia y no del resguardo presidencial, pues como has de saber, Fecal es una persona muy querida, no sólo por los empresarios y por la cúpula eclesiástica, sino también por nosotros, los simples mortales, especialmente los que vivimos en el defe. Lo contrario es invento de los periodistas.
Debiste ver el gran apoyo por parte de los vecinos del actual presidente, eran como quince, pero esos quince son minoría representativa. También fue vitoreado fuera del Palacio Legislativo y del Auditorio Nacional, ello en voz de sus amigos personales, otros militantes panistas (no creo que estén esperando hueso, al parecer actúan movidos por su buen corazón), así también por distinguidos periodistas de la talla de Adela Micha y varios que sabiamente afirmaron lo siguiente: Fecal entró con el pie derecho, no pudo ser mejor la ceremonia, no puede ser mejor el presidente, un, dos, tres: ¡chiquitibum a la bim bom... bang!
En fin, me despido porque quiero terminar la corona y el collar de flores que he fabricado, pues voy ponérmelo esta tarde para salir a abrazar a mis hermanos panistas, por el bien de México, ese conglomerado que homogéneo tiende hacia un mismo fin que es bueno, bello y verdadero. Atrás quedaron las rencillas políticas, la campaña fascista por parte de quienes eran adversarios y hoy son amigos, atrás también las supuestas irregularidades en el proceso electoral, o para decirlo en palabras de José José: Ya lo pasado, pasado, no me interesa, si antes sufrí y lloré todo quedo en el ayer. Ya olvidé, ya olvidé...

P.D- México está en paz, si lo dice Juan José Origel y Omar Chaparro, por algo será, yo les creo.